Bajo el indiscutible dedo rector del gobierno nacional, que enjuaga sus negocios con la Barrick Gold a costa de la salud de muchos argentinos, de los paisajes prístinos del país y los recursos no renovables, el electo gobernador de Chubut, Martín Buzzi, allana en una de sus primeras incursiones mediáticas, el camino a la megaminería en la provincia.
Martín Buzzi, recientemente elegido gobernador de Chubut por un escasísimo margen ante un oponente del mismo Partido, ha iniciado (como se esperaba y lo adelantamos en alguna de nuestras columnas anteriores) una tarea de difusión y concientización, desde el púlpito político (ubicación privilegiada y dominante, para las empresas absolutamente indispensable), sobre la actividad minera, la
cual intentan introducir desde hace un tiempo en Chubut, provincia que por el criterio lógico que han iluminado a algunos de sus antecesores políticos, tiene prohibida la explotación minera con cianuro.
Mario Das Neves ha iniciado una movida generalizada, a instancias de las
empresas y de la Cámara Minera, para instalar la idea de las bondades que trae
la actividad y lograr que el primer paso del proceso de inclusión, sea dado: la
aceptación pública de la actividad. Hoy las empresas piden seguridad para poder
desarrollar sus inversiones y una de esas condiciones, radica, especialmente, en
que las poblaciones que impacta acepten la minería como polo de desarrollo y no
como un núcleo de contaminación y desgracia que les quedará a futuro, hecho que
como se resuelve a tan largo plazo (10 0 20 años) suele quedar fuera de la
expectativa inmediata del poblador medio que le urge trabajar de lo que sea.
Para ello, las multinacionales mineras necesitan la complicidad de dos
sectores fundamentales: el político, al cual ingresan mediando negocios que el
público común jamás conocerá y los medios, multiplicadores de sus mensajes y
ocultadores de la verdad brutal que gracias a ellos permanecerá en las sombras.
El sector político lo tienen dominado, pues hay una “política minera”
que parte desde el Estado nacional, se escurre por los gobernadores que
obedientes o cómplices acceden a la tarea de “bajar líneas” y terminan
en los intendentes, a muchos de los cuales conforman con pequeñas obras para sus
localidades e inocultables beneficios personales. Todo este conjunto de poder
más las estrategias comprobadas de engaño que traen estudiadas por catálogo las
operadoras, tienden a plantearle a la sociedad todos los beneficios que obtendrá
y ocultarle todos los riesgos.
El favorecedor
Tal lo revela la Agencia de información minera, Martín Buzzi realizó
manifestaciones en Fm del Mar en Comodoro Rivadavia y se puso el saco minero
para comenzar una arremetida contra quienes desean proteger el habitat natural,
el agua, los recursos y en general la vida de las poblaciones impactadas por la
megaminería que destruye absolutamente todo, dado que practica la explotación a
cielo abierto y la lixiviación con cianuro.
El gobernador electo se manifestó partidario de abrir el debate, midiendo el
“impacto social, ambiental y económico” de la actividad minera en la
Provincia, aduciendo en ese sentido que “hay que diferenciar el impacto
ambiental, social y empresario del debate religioso que pretenden hacer
algunos”, expresó enancándose (como corresponde en estos casos) en la
teoría de los conspiradores que manejan la prensa.
“La minería no es un debate al que hay que escaparle –agregó Buzzi en la
entrevista con Radio del Mar–, hay que poner todo sobre la mesa y discutir y
analizar. Finalmente tiene que tener un impacto social positivo, un impacto
ambiental verificado y por último un impacto económico que les interese a las
empresas”, señaló el gobernador electo.
Lo que dijo es lo cierto, pero Buzzi no explicó cómo lo haría, pues todos
sabemos que por propia disposición de los intereses empresarios, la corrupción
política y los negocios que afloran alrededor de estos intereses, los controles
son laxos (o inexistentes), los impactos ambientales se distorsionan y jamás se
verifican con rigurosidad; aunque, si en algo tuvo razón, es en el gran interés
económico que les produce a las empresas.
El Intendente de Comodoro ya pasó un “avisito” y adelantó “en
Buenos Aires voy a tener reuniones con operadoras para ver el horizonte, si bien
el problema crítico de toda la zona norte de Santa Cruz fue encaminado, las
situaciones de las pequeñas y medianas empresas regionales sigue
existiendo”. Claro, es obvio. Buzzi se cuidó de no poner como ejemplo a
Santa Cruz porque las pequeñas y medianas empresas que alguna vez soñaron con
vivir de la producción minera, están reducidas a un grupo de preferentes
comercios mínimos, cuyos propietarios, en general, tienen alguna vinculación de
amistad, parentesco o relación comercial con personas que desarrollan sus
intereses en la minería o en actividades aleatorias. Tampoco Santa Cruz, es
ejemplo del crecimiento económico que promueven e impulsan las mineras, ya que
las poblaciones impactadas siguen tan retrasadas como cuando se instalaron y el
comercio local no ve los frutos de tanto marketing, aún cuando el valor de la
onza de oro haya trepado internacionalmente a los 1.670 dólares. Si a esto le
agregamos que la mano de obra en un 75 u 80% la traen de afuera, el beneficio
“social” de la movida minera es mínimo para la región.
Como Chubut ya ha demostrado tener una población combativa y conciente de los
peligros que implica la minería indiscriminada como proponen los gobiernos
provinciales (contraria a la de Santa Cruz), Martín Buzzi dijo, como acariciando
las palabras “Este es un trabajo permanente. En los días anteriores hicimos
videoconferencia con cada una de las empresas, y además hubo una nueva elección
en la Cámara de Servicios Petroleros por lo que hay que seguir trabajando,
porque queremos que les vaya bien. Ellos son conscientes de que el buen gobierno
puede hacer que esas cosas pasen. Toda la cadena de valor que está asociada al
sector tiene que hacerse sustentable en el tiempo”.
Cartas en la mesa
Dicho esto, Chubut se prepara para recibir una ofensiva minera tan o más
importante que Santa Cruz, donde el subsuelo es propiedad de empresas
multinacionales que se llevan el oro, la plata y muchos otros minerales más que
no declaran, a precios viles, pagando el canon de la vergüenza (1%) y recibiendo
todo tipo de prebendas, además de ser objeto de exenciones y falta de controles
por parte del Estado.
Hace poco tiempo atrás en algunos medios periodísticos de la provincia se
había calculado que en concepto de recaudación por aranceles médicos los
hospitales de Santa Cruz recaudan alrededor de 36 millones de pesos anuales y
todas las operadoras mineras le tributan a la provincia, en el mismo periodo, 32
millones en concepto de regalías. Una vergüenza.
Para proseguir con este ocultamiento y esta depredación, es que las empresas,
agrupadas en la Cámara respectiva, han elaborado un “sistema de
comunicación” que no tenían hasta hace poco, sin embargo no cuentan con el
factor “audiencia” que generalmente tienen los medios críticos de esta
actividad. Y en general, son estos medios los que más llegada tienen a las
poblaciones que desean interiorizarse del entretejido de intereses que arman
esas corporaciones, para lograr su objetivo final.
Gan Gan, Gastre y otras localidades del cinturón del macizo central de Chubut
son los blancos preferidos de las empresas porque, además de ser portadoras de
la riqueza en abundancia, son zonas carentes de infraestructura, servicios y
empleo. El mensaje es perfecto y demoledor; no invita a la resistencia; sin
embargo en pocos años la bonanza dará paso al estancamiento y el retraso. Como
sucede en Perito Moreno, Gregores y en San Julián, quedarán atados a un futuro
incierto, contando solo monedas y rogando que la veta de oro no se termine,
mientras ciento de miles de millones de dólares se habrán esfumado debajo de sus
pies y quedarán rodeados de cráteres y contaminación, esos mismos hoyos que las
empresas y los gobiernos se comprometieron a tapar cuando necesitaban el sí de
la gente y hoy, secos y profundamente contaminados, los ofrecen como la cáscara
vacía de una fruta a la que le han comido el corazón.
Autor de Nota: Agencia OPI Santa Cruz