Se produjeron robos a casas, comercios y automovilistas. En uno de los casos fue víctima hasta un fiscal de juicio de Morón. La mayoría de los golpes ocurrieron en los alrededores de la calle Santa Rosa, que divide ambos partidos.
Un grupo de vecinos denunció a Tiempo Argentino una ola de robos y asaltos en la zona limítrofe entre los partidos de Morón e Ituzaingó. Según ellos, en un mes hubo 13 hechos, que fueron denunciados y judicializados, aunque también existen casos en los que las víctimas no hicieron las denuncias porque sospechan que los delincuentes actúan bajo tutela policial o porque tienen miedo de eventuales venganzas de los ladrones.
Alicia Angiono y Nelly Arata son las fundadoras de la organización no gubernamental MaFaVi (Madres y Familiares de Víctimas), que tiene como fin “perseguir a los delincuentes hasta que sean juzgados, contener a las víctimas y sobre todo, prevenir el delito” (Ver “La lucha de…”). Además, MaFaVi integra el foro de seguridad de Castelar Norte y obtiene los datos de 15 organismos de instituciones intermedias de Morón, aunque reconocen que en Ituzaingó el trabajo es un poco más precario y de “boca en boca”.
Así fue que desde el 25 de junio, empezaron a advertir una serie de hechos que algunos podrían haber terminado en tragedia. Ese día, en Santa Rosa al 450, un grupo de delincuentes ingresó y “literalmente dio vuelta la casa”. El hecho ocurrió a plena luz del día y afortunadamente no había nadie en el lugar. En la madrugada del 29 de junio, en Posta de Pardo al 1000, varios ladrones ingresaron en una vivienda de donde se llevaron, entre otras cosas, bicicletas.
Pocos días después, en Las Heras y Barcala, del lado de Ituzaingó, un grupo de delincuentes ingresó en un negocio donde robaron mercadería y hasta se llevaron la caja registradora. La policía detuvo en una casa situada a pocos metros de este local a varios sospechosos quienes terminaron devolviendo lo robado a sus dueños.
El 7 de julio tres delincuentes –que no pasaban los 16 años según los testigos– ingresaron en un local de la cadena Kevingston en Carlos Casares al 900, Castelar. Armados con navajas, robaron a los clientes y empleados del negocio, y se hicieron de la recaudación. Una de las víctimas fue el fiscal de Morón Adrián Flores, que intervino en el juicio en el que fue condenado por homicidio el empresario de la noche Daniel Bellini, quien estaba comprando ropa. Según pudo saber este diario, se trata del tercer robo que sufre el local en poco tiempo.
Ese mismo día, en Italia al 700, en horas de la tarde, dos hombres en moto rompieron los vidrios de un coche. Mientras uno de los delincuentes revolvía el interior del vehículo e intentaba hacerse del estéreo, un llamado al 911 alertó a la policía. Rápidamente, llegó al lugar un patrullero de la comisaría de Castelar Norte. Pero el único agente que iba en el móvil desistió de perseguirlos cuando fue atacado a tiros por los dos sospechosos.
El 12 de julio, un hombre que estaba en la puerta de la casa de sus suegros –en Deán Funes al 200, en Castelar– a bordo de su Nissan Murano fue interceptado por dos jóvenes armados, quienes lo obligaron a ir al barrio cerrado Barrancas del Lago, en General Pacheco, partido de Tigre, donde vive con su familia. Los asaltantes, que se movilizaban en varios vehículos robaron unos 20 mil pesos en efectivo, incluyendo billetes de dólares, euros, libras, reales y guaraníes. Finalmente, los captores fueron detenidos en la zona norte del Conurbano.
El 14 de julio, en Verón y Florida, Ituzaingó, un hombre fue asaltado alrededor de las seis cuando salía de su casa con su coche. La víctima intentó resistirse y terminó siendo brutalmente golpeado con la culata de un revólver en la cabeza.
Un días después, en Camacuá al 300, en Ituzaingó, el sobrino de un reconocido ex corredor de Turismo Carretera fue víctima de varios asaltantes encapuchados que llevaban armas y barretas con las cuales rompieron los zócalos y los pisos. “Buscaban cajas fuerte, que estuvieran disimuladas”, explicó Alicia Angiono de MaFaVi.
En varios mails a los que Tiempo Argentino tuvo acceso, se explica y detalla que varias víctimas no denunciaron algunos intentos de robo porque están convencidos de que los asaltantes eran policías.
En ese sentido, Angiono y Nelly Arata saben que emprendieron una tarea que no será fácil. Reconocen que para prevenir el delito es fundamental la eficiencia policial y la articulación con las municipalidades como la instalación de cámaras de seguridad y mejorar la iluminación en algunos sitios. “Al décimo día de cada mes las comisarías se quedan sin presupuesto. Los patrulleros no están en condiciones y los policías no pueden denunciar esto porque sino los trasladan a otros destinos como castigo”, dijo Arata.
Ellas prefirieren creer que la ola de robos se debe a la falta de recursos de la policía para prevenirlos y no en la liberación de las zonas para que se puedan concretar.
Fuente: El Argentino