La crítica al ahorro en dólares hace prever más controles

No fue por primera vez que Cristina Kirchner dijo en el acto del aniversario de la Bolsa de Comercio que sería bueno que en la Argentina los ahorros fueran a parar más a las acciones de las empresas que a la compra de dólares. Lo que cambiaría realmente las cosas sería que, como han propuesto algunos, como alguna vez lo hizo el Plan Fénix, se establezca un control absoluto de cambios y que prácticamente estuviera prohibida la compra y venta de moneda extranjera como si se tratara de una mercancía.

El Gobierno ha mantenido un muy fuerte control de cambios e incluso ha lanzado controles impositivos casi persecutorios contra quienes adquieren la moneda norteamericana para sus ahorros vulnerando hasta el secreto bancario.

En 2009, Cristina Kirchner, también en la Bolsa, afirmó: «A mí sinceramente me gustaría ver a más hombres y mujeres caminando por los pasillos de la Bolsa e invirtiendo en acciones y no en las casas de cambio, creyendo que el refugio en la moneda extranjera es la mejor manera de invertir en un país (aplausos)».

La Nacion había revelado entonces que la Presidenta había declarado ese año plazos fijos por unos 5,9 millones de la divisa norteamericana, En su declaración de 2010, la mayor parte de los depósitos bancarios estaban en la moneda norteamericana. Es imposible saber si cambió de estrategia, porque el plazo para presentar este año la declaración jurada fue prorrogado hasta el 22 de agosto.

Cristina y Néstor Kirchner, según sus propias declaraciones, manejaron sus inversiones y ahorros de la manera en que lo hacen muchos argentinos que no quieren correr grandes riesgos: dólar y ladrillos.

La historia reciente indica que quienes obraron así rara vez perdieron en el mediano o largo plazo, aunque la tenencia en dólares en los bancos fue alguna vez poco ventajosa cuando fueron canjeados compulsivamente por títulos públicos.

Pero no es raro que en la Argentina, donde han abundado las altas e hiperinflaciones, las confiscaciones de depósitos, los desplomes de la Bolsa, los ahorristas se refugien en una moneda extranjera.

El actual gobierno también hizo poco por la salud del mercado de capitales cuando expropió las AFJP.

Cristina Kirchner también expresa parte del pensamiento progresista. Como dice el historiador Roberto Cortés Conde: «Hasta quienes queman un bandera norteamericana frente a la embajada de Estados Unidos luego van a la City porteña y compran dólares, ya que piensan que es poco probable que los estafe el gobierno del país que dicen aborrecer».

Refugio
Hay economistas que creen que, por ejemplo, la tenencia de dólares en efectivo por parte de los operadores económicos locales ha jugado un papel importante en diversas circunstancias. Por ejemplo, fue la moneda de refugio durante la hiperinflación de 1989. Los dólares ahorrados apuntalaron la recuperación económica que se dio a una velocidad que sorprendió al gobierno de entonces en el arranque de la convertibilidad. En 2002, cuando se serenó la crisis política, la recuperación comenzó con los fondos de quienes habían atesorado aquí billetes verdes.

Estados Unidos tiene la facultad de exportar sus crisis. La última fue la más grande falla de la banca privada, que ha sido subsanada hasta ahora con una colosal intervención pública. Curiosamente, para refugiarse de la crisis, miles de operadores económicos compran los billetes y bonos del país que está en problemas y cuyo Estado se está haciendo cargo de las pérdidas.

Pero en esa paradoja caen no sólo los argentinos, sino también los gobiernos chino y brasileño, que no son ni tontos ni de derecha. Hasta ahora los discursos de la Presidenta en contra de las compras de dólares sólo han disparado operaciones de control de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) contra miles de pequeños ahorristas.

La presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, está muy cerca del pensamiento de los que proponen un mayor control de cambios. Pero nadie en el Gobierno querrá revelar hoy si un eventual triunfo del oficialismo en octubre y la «profundización» del modelo no derivará en una casi prohibición del mercado libre de cambios, como las que ya hubo en el pasado en el país.
Fuente: lanacion.com