Dr. Americo Ponce:LA SANGRE NEGOCIADA NO SERÁ DERRAMADA

Triste es cuando el honor y la gloria no tienen dónde guardarse, lo será más hasta tanto el bronce y la eternidad de nuestros muertos en la guerra de las Islas Malvinas no encuentran su lugar.

¿Reina actualmente la equidad en Argentina, cuna de sueños libertarios?

¿Es posible que quienes enarbolaron con bravo orgullo, el estandarte nacional enfrentando al pirata inglés, hoy que se consuman en el olvido social?.

Que ocurre con la hierática sangre de nuestros soldados muertos, que no ha permanecido ajena a la manipulación política, ni al negocio revanchista?

Lo verdaderamente penoso, es que el gobierno oficie al parecer de aliado del imperio invasor, cual si fuera el mismo vencedor, humillando a sus FF.AA. tanto como lo fueran al momento de su rendición en el gélido Atlántico Sur, en vez de honrar como Dios manda a los caídos en cumplimiento de su deber.

Algo inaudito ocurre en la Argentina respecto sus hombres de armas, ya que se observa en demencial agresión, actitudes en su contra que exhiben la clara intención de debilitarlos, de atomizarlos, al extremo de resultar inviable el cumplimiento de sus obligaciones institucionales.

Veamos, dicen que la historia la escriben los victoriosos …. no siempre es así. Los hoy mandamás de la Argentina, fueron vencidos en los años 70 por las FF.AA. en cumplimiento del mandato emitido por el gobierno democrático. Nos referimos por cierto a la organización Montoneros, aquellos que pasaran a la ilegalidad de la lucha armada, en el sostenimiento de ideales políticos y en contra de la entonces dictadura militar.

Pero el paso del tiempo todo lo cura, y es el caso que la historia les dio la revancha a aquellos jóvenes, quienes hoy vueltos a la legalidad gobiernan la Nación, y se conducen en esa tarea con el mismo fanatismo y arrogancia que detentaban cuando no tenían arrugas. Lo verdaderamente grave es que gobernando, siguen en la lucha, siguen en guerra, no tienen adversarios, solamente enemigos.

En ese entendimiento no sorprende la inversión de roles respecto de los que ocupaban en los tristes años /70, cuando el mandato de la entonces presidente María Isabel Perón fue de aniquilar a la subversión. Hoy impiadosamente los vencidos de antaño son quienes otorgan ese destrato a sus propias FF.AA., y a esa guerra la van ganando.

Efectivamente, y a las pruebas me remito: se procedió a la venta de activos de la institución armada (inmuebles etc.), a su desguace, a su desmantelamiento, se las privó casi totalmente de presupuesto, etc.; se nombró Ministra de Seguridad a la Sra. Nilda Garré (con pergaminos ganados en la ilegalidad de la lucha guerrillera) lo que es indigerible para los hombres de armas y para la mayoría de los ciudadanos en actividad.

Actualmente la Argentina no puede resolver ninguna hipótesis de conflicto, ni siquiera interna; las fronteras patrias están desguarnecidas, no hay radares que custodien el espacio aéreo, se advierte el señorío del tráfico de drogas y otras vituallas. No se les habilita dinero para combustible, para pertrechos, para material bélico, para aeronaves etc., sometiendo sus integrantes a tareas de corte exclusivamente administrativo. Todo ello sumado a la inexistencia del servicio militar obligatorio, que hace no haya soldados que adiestrar, y como si esto fuera poco, se somete al escarnio a los retirados y a sus familias con jubilaciones y pensiones que apenas superan el nivel de la pobreza.

Otro tema no menor son los juicios a los responsables de las FF.AA. por las denuncias a violaciones de los derechos humanos. En este punto, debemos decir que si, efectivamente hubo excesos, que si hubo delitos, que si, deben ser y están siendo juzgados, sin embargo, en el marco de la intención de descrédito evidenciada, se advierte con estupor el sometimiento de las FF.AA. a un maquiavélico juego que tangencialmente las involucra en estos procesos judiciales y las desacredita ante la opinión pública como Institución guardiana de la Nación.

Que hacer entonces en la búsqueda del equilibrio y la verdad tendenciosamente esquivos? Lo justo, ni más ni menos: medir con la misma vara, juzgando y condenando a quienes delinquieron desde el otro sector de la guerra fraticida, ya que en el fanatismo y la falta de la ecuanimidad, jamás los argentinos encontraremos paz ni tranquilidad en nuestros espíritus.

Cuidado entonces, en negociar con la sangre derramada, es alta traición a la Patria.

Dr. Americo Ponce

americoponce53@yahoo.com.ar