Gates señala que la realidad política está detrás de la retirada de Afganistán

WASHINGTON — Las autoridades militares habrían preferido más tiempo, pero la decisión del presidente Barack Obama de retirar 33.000 soldados enviados como refuerzo en Afganistán antes de finales de septiembre de 2012 tuvo en cuenta la «situación política» en Estados Unidos, admitió el secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates, durante una entrevista con la AFP.

A lo largo de tres reuniones con el presidente, pesamos todas las «ventajas e inconvenientes» de las diferentes opciones de retirada, dijo el jueves el ministro en la oficina del Pentágono, que dejará en una semana.

El envió de 33.000 soldados estadounidenses a Afganistán fue decidido por Barack Obama a finales de 2009 al mismo tiempo que prometía una retirada en julio 2011.

El miércoles, el presidente justificó la retirada de estos 33.000 soldados argumentando el cumplimiento de la misión: socavar el impulso de los talibanes e impedir que Al Qaeda se implante nuevamente.

Robert Gates, que apoya la retirada de los refuerzos de Afganistán antes de finales de septiembre 2012 decidido por Obama, afirmó que se tomaron en cuenta las realidades políticas. «Tomamos en cuenta la situación en su globalidad, no solamente la situación en el terreno en Afganistán, sino también la situación política aquí en Estados Unidos», reconoció.

El apoyo a esta guerra que comenzó hace diez años se desgasta. Un 56% de los estadounidenses están a favor de la retirada de las tropas, según una encuesta publicada el martes.

El argumento presupuestario, que los republicanos planean utilizar en vista de las elecciones presidenciales de noviembre 2012, pone en evidencia el hecho de que esta guerra cuesta 10.000 millones de dólares al mes al país.

Obama no siguió totalmente las recomendaciones del mando militar estadounidense. Entre ellas, la del general David Petraeus, quien tuvo su minuto de fama en 2007, cuando se decidió el envío de refuerzos a Irak, y quien participó con «vigor» a las discusiones internas, según Gates. «Manifiestamente, habría preferido (…) más tiempo» antes del principio de la retirada, acotó el ministro, subrayando que el refuerzo militar en Afganistán duró más de dos años, dos veces más que en Irak.

Durante una audiencia ante el Congreso el jueves, el máximo jefe militar estadounidense, Mike Muller, admitió no haber estado de acuerdo con el plan de retirada planteado por el presidente Obama. «La decisión del presidente es más importante e incurre más riesgos de lo que yo estaba originariamente preparado a aceptar», indicó Muller.

Robert Gates prefiere no tomarlo seriamente: «lo que puedo decir a partir de mi experiencia en este cargo y como historiador, es que no conozco un solo general en la historia que no haya querido más tropas y más tiempo». Toda decisión comporta «una parte arbitraria», admite Gates, pero no es factible reducir los objetivos de la coalición».

«Es importante recordar que nuestros objetivos son limitados»: impedir a los talibanes controlar las zonas pobladas, desgastar su capacidad de combate y permitir a las fuerzas afganas tomar el control de las operaciones contra los talibanes, precisó el secretario de Defensa.

«La gran pregunta el año pasado era saber si los talibanes iban a retomar este año las provincias de Kandahar (sur) y de Helmand (suroeste) que tomamos. Aún no estamos ni a la mitad de la época de combate y ni siquiera lo han intentado», se felicitó Gates.

«Y aún tendremos casi 70.000 hombres después del final del refuerzo, lo que nos permitirá atacar los problemas en el este y mantenernos en el sur y en el suroeste», agregó.

La insurrección en el este del país, frente a la frontera con Pakistán, tomó mucha fuerza y se está convirtiendo en una de las principales preocupaciones de los aliados.

La cooperación con Islamabad, con quien las relaciones son delicadas desde la muerte de Osama Bin Laden, es esencial en esta zona de Afganistán.

Pakistán contribuye con 140.000 soldados desplegados a lo largo de la frontera, aunque «sabemos muy bien» que permite que ciertos talibanes crucen la frontera y que «probablemente apoya» la red Haqqani, aliada de Al Qaeda. Pero «mientras la situación siga como está, podemos vencer, sin un cambio fundamental en la estrategia de Pakistán», relativizó Gates.

Por Mathieu Rabechault (AFP)