Gimnasia empató y dijo adiós

Se terminó la ilusión. En realidad, tras el triunfo de Belgrano el sábado, Gimnasia estaba obligado a ganar y rezar hasta el final del torneo. Pero, Rosario Central puso punto final al sueño de promoción. El 3 a 3 dejó al equipo jujeño fuera de toda conversación, ya que los cordobeses sacaron siete puntos de diferencia cuando quedan en juego seis.

Pero este adiós no fue por culpa de la igualdad de ayer. De los últimas 12 unidades en disputa, los muchachos de Francisco Ferraro sumaron apenas 2. No hay mayor margen para el análisis.

El encuentro, jugado en el estadio “23 de Agosto”, contra los “canallas” arrancó a la perfección. Es que al minuto, Yedro habilitó a Benedetto, quien se escapó a pura velocidad en el área. Broun, apresurado, cometió penal, que luego “Semilla” Luna cambió por festejo.

El uno a cero trajo tranquilidad y el mejor momento del conjunto local porque supo hacer circular la pelota, adueñándose del trámite. Entonces, no sorprendió cuando después de una “guapeada” de Milán, Zunino clavara el dos a cero. Era fiesta en Jujuy.

Central no encontraba el rumbo. Jesús Méndez no paraba a nadie, Rivero y Carrizo nunca se asociaron y la defensa temblaba cada vez que Benedetto arrancaba con el balón en sus pies.

Sin embargo, el parate provocado por los propios hinchas de Gimnasia perjudicó y mucho. La policía tuvo que intervenir en una gresca producida en las afueras de la cancha, pero los gases lacrimógenos llegaron al campo de juego. Fueron 11 minutos sin fútbol y con mucha vergüenza ajena, atendiendo que el compromiso era televisado en vivo para todo el país. Un papelón.

Cuando la pelota volvió a rodar, el DT visitante, Omar Palma, metió mano. Sacó al intrascendente Rivero y puso a Germán Rivarola, quien fue clave en esos minutos al contagiar otros aires a sus compañeros.
El dueño de casa no reaccionó y Medina desparramó a Milán, habilitando a Carrizo para el descuent

o. Y sobre el cierre, nadie marcó a Delgado, que con un zurdazo de 30 metros decretó la igualdad parcial. La gente lo podía creer.

Apenas empezó el complemento, un cabezazo de Milán fue devuelto por el travesaño, pero en la acción siguiente Toledo también casi infló la red.

Pero el grandote tuvo su revancha cuando Méndez envió un centro al corazón del área, cambiándolo por grito.
A partir de allí, nuevamente sobrevolaron los fantasmas en Gimnasia. Encima, Benedetto comenzó a sentir una molestia en su rodilla derecha cuando ya se habían realizado los tres cambios. Es verdad que nunca se resignó a perder y atacó como pudo, con mucha más ganas que ideas. Luna no gravitó, tampoco Lorefice y Yedro, por derecha, fue perdiendo presencia.

Los minutos pasaron demasiado rápido. Pero Benedetto, a quien hoy la directiva comprará el 50 % de su pase a Arsenal, apareció, eludió a un rival y anotó un golazo con la izquierda. Y claro, la pierna derecha ni siquiera podía apoyor del dolor. El público festejó largamente.

El empate final dejó un gusto amargo en la boca, más allá de la “heroica” actuación de Benedetto. Y si bien todos sabían que los milagros en el fútbol sólo se producen de muy vez en cuando, la ilusión de estaba latente en los hinchas. Ellos son pasionales y los primeros en defenderse con la frase “si las matemáticas todavía lo permiten…”

Ayer se acabó la esperanza. La realidad es que en las próximas dos presentaciones Gimnasia jugará para engrosar el promedio y por su honor, siendo un incentivo importante, pero con la tristeza de saber que la “A” sigue lejos del Norte.

Fuente: El Tribuno