¡Gritalo, Nene!

Palermo la colgó de un ángulo, resucitó a un Boca que venía golpeado y alcanzó a Sanfilippo en el quinto puesto de la tabla histórica. ¿Lo pasa contra Banfield?

Esta crónica se escribe desde la nostalgia, la incredulidad, la envidia y el privilegio de ser contemporáneos de un extraterrestre.

Nene, un tronco no puede convertir el gol que acaba de hacer este tipo. No está en su ADN. No puede controlar la pelota, acomodarse, impactar la pelota de lleno con esa zurda venenosa, y a 29,3 metros del arco, dejar la bocha en el ángulo. ¿Te acordás del Chango Cárdenas y su golazo al Celtic, en la final Intercontinental del 67? Hace un rato, un par de memoriosos se animaron a compararlos. ¿Osados, no? Nene, un tronco no puede meter 236 goles en un club que supo de ídolos y eximios artilleros. Vos sabés, José, con el merecido respeto que impone tu trayectoria, que en Boca han pasado delanteros de fuste. Y este Loco superó a todos. Los fue pasando uno a uno. Noqueó todas las estadísticas. Batió todos los récords. Si hasta Roberto Cherro y Pancho Varallo, goleadores de otra época, se han rendido ante tamaño animal. Porque este Titán, estimado José, es un jugador con números de otros tiempos. Un héroe de prestigio inoxidable.

Nene, un tronco no puede anotar 227 goles en un campeonato repleto de mañas, defensores de nivel y arqueros consagrados. En el entonces débil Estudiantes, en el Boca multicampeón, en el Boca irregular, siendo compinche de Riquelme, estando peleado con Riquelme, de zurda, de derecha, de cabeza, de taco y hasta con las dos piernas.

Nene, un tronco no puede emocionar a un país entero con un gol de pierna inhábil en un Mundial. Porque un tronco no puede jugar un Mundial.

Nene, un tronco no puede llenarse de gloria en una final Intercontinental. Tampoco un tronco es héroe en partidos definitorios ni en esos superclásicos con desenlace de película.

Nene, un tronco no puede tener semejante capacidad de superación y estímulo personal. Lesiones graves, tribunas caídas y desgracias personales quedaron en el camino.

Nene, un tronco no puede, aun a sus 37 años, ser el alma de un equipo que anda de capa caída ante un rival al borde del descenso. Este 1-2, Nene, sirve para que Boca reaccione, levante el resultado y siga con vida en esa dulce obsesión ahora llamada Copa Sudamericana.

Nene, un tronco no puede estar a una semana del retiro, o tal vez dos, y escuchar que José Beraldi, vicepresidente del club, sentencie sin demamogia: “Quiero que se quede 50 años más”.

Nene, comparar a Martín Palermo con un tronco, aun refiriéndote únicamente a sus cualidades técnicas, roza la falta de respeto.

¡Gritalo, Nene!

Fuente: Olé