El director de la consultora Finsoport, Jorge Todesca, consideró que el freno de las importaciones de autos por parte de Brasil será «una medida transitoria». En diálogo con LPO, aseguró que «es una forma de posicionarse de cara a las negociaciones para que Argentina también flexibilice sus restricciones». Además, el economista criticó la «política defensiva» que adoptó el Gobierno frente a los problemas en los saldos de la balanza comercial.
Las consecuencias económicas que podría generar en el corto plazo la decisión de Brasil de trabar las importaciones de autopartes argentinas son de magnitudes incalculables. Así lo manifestó Jorge Todesca, director de la consultora Finsoport.
«Por el momento, el daño es menor. Hay tres mil autos detenidos, cerca de 60 millones de dólares frenados en la aduana. Cuando se abran las exportaciones, esas ventas se recuperaran. Esta es una decisión transitoria, porque el daño económico que podría generar el freno permanente de las importaciones de autos argentinos, sería demoledor para los dos países», manifestó el economista, en diálogo con La Política Online.
Para Todesca, el análisis que se debe realizar en esta instancia no es términos numéricos sino conceptuales. Es que en los últimos meses, Argentina puso restricciones a las importaciones de todos los orígenes, sean o no de Brasil. Y aunque no impuso esas trabas puntualmente a las autopartes, sí lo hizo en muchos otros rubros.
«Esa decisión del Gobierno tuvo que ver con que el saldo de la balanza comercial se fue achicando. Pero el error es que eligieron una política defensiva: limitar las importaciones. En lugar de tomar una política ofensiva, de desarrollo industrial, de una búsqueda de competitividad. No se anvanzó en la generación de créditos, ni de programas de promoción, por poner algunos ejemplos», fundamentó Todesca.
La apreciación de la moneda y el crecimiento económico impulsaron las importaciones. Y las trabas que el Gobierno utilizó para combatir un desequilibrio en la balanza comercial empezaron a generar reacciones de varios países. En ese sentido, hay que recordar que Brasil no es el primer país con el que se generaron cruces por el comercial exterior: China suspendió la compra de aceites de soja durante varios meses por las dificultades que tenían para colocar sus productos. Esa situación se fue solucionando tras varios meses de conversaciones.
Del mismo modo que lo hizo China, el gobierno de Rousseff golpea a la Argentina en un sector fundamental de su producción. «Ponen licencias de renovación no automáticas a las importaciones de autopartes de todo los países, pero también a las de Argentina, que siempre recibió un trato preferencial. Y lo hacen aún cuando la relación comercial es superavitaria para Brasil», recuerdó el director de Finsoport.
Y agregó: «Pienso que esta medida no puede ser más que transitoria porque la automotriz es una industria muy sensible, que funciona integrada en todo el Mercosur. En muchos casos, los presidentes de las empresas son los mismos para Argentina que para Brasil. Si esta medida fuese permanente, sería una catástrofe para la industria argentina. Hay que recordar que la mitad de la producción se exporta a Brasil».
«Pero tampoco sería viable para Brasil, que no podría sustituir esas importaciones en el corto plazo. Habría que repensar todo la estructura de la industria automotriz en los dos países. Porque lo que una automotriz se ahorraría en Brasil, lo perdería en Argentina. Y los balances de estas compañías son globales. Sinceramente, creo que esto es solamente una forma de posicionarse de cara a las negociaciones para que Argentina también flexibilice sus restricciones», concluyó.
Fuente: lapoliticaonline.com