El Papa pide a los católicos no dejarse llevar por «miedo a extranjeros»

VENECIA — El papa Benedicto XVI pidió el domingo a los católicos occidentales que no se dejen arrastrar por «el miedo a los extranjeros» y resistan al desaliento ante los juicios críticos, en un llamamiento lanzado ante 300.000 fieles en una visita a Véneto (noreste de Italia).

El sumo pontífice se refirió nuevamente a la acogida a los inmigrantes, diciendo que no hay que ceder «al miedo a los otros, a los extranjeros, a las personas que vienen de lejos» y que parecen «causarles perjuicios».

Europa está sacudida por la polémica sobre el flujo de inmigrantes procedentes de Túnez y Libia.

Italia, en primera línea por su ubicación ante las costas norafricanas, acusa a sus asociados europeos de falta de solidaridad.

Unos 300.000 fieles asistieron el domingo a la misa oficiada por el papa Benedicto XVI en el parque San Giuliano, frente a Venecia.

Desde primeras horas de la mañana, miles de personas comenzaron a llegar en familia, muchas de ellas en bicicleta, a esta zona de más de 700 hectáreas recientemente remodelada y en un parque protegido.

El Papa alemán, de 84 años, realiza una visita pastoral de dos días que el sábado lo llevó a Aquilea, una antigua ciudad romana, cerca de la frontera con Eslovenia, y a la plaza San Marcos de Venecia.

Al término de la ceremonia en el parque, María, una veneciana madre de ocho hijos, confiaba «su gran orgullo de haber dado un hijo sacerdote a la Iglesia».

Frente a la multitud y luego nuevamente ante el clero local reunido en la basílica San Marcos y finalmente delante de los responsables de la cultura en la basílica Santa María de la Salud, Benedicto XVI exhortó a los católicos a «dar cuenta de la esperanza cristiana en el hombre moderno con frecuencia sumergido por vastas problemáticas inquietantes que ponen en crisis los cimientos de su ser y de su accionar».

En una metáfora, el Papa comparó a la sociedad europea a «una ciudad líquida» en donde reina «lo efímero y lo relativo» y llamó a los dirigentes políticos a manifestar su «libertad» poniendo fin a esta «inconsistencia».

Lamentó la «tristeza» de numerosos cristianos desilusionados cuya fe «no ilumina más la existencia» frente a la hostilidad abierta o insidiosa de las sociedades en donde viven.

El Papa encomió el fervor de los actores de «una nueva evangelización», como los movimientos eclesiásticos ‘Comunión y Liberación’, ‘Focolari’ y ‘Camino neocatecumenal’, criticados con frecuencia por su reacción hostil a la sociedad seglar.

«No tengamos miedo de ir a contracorriente», lanzó a los responsables de la Iglesia local, llamándolos a «defender con coraje la verdad y la unidad de la fe».

Joseph Ratzinger, que no mencionó las dudas de los creyentes sobre las posiciones rígidas de la Iglesia ante las costumbres ni el escándalo de los sacerdotes pedófilos, prefirió denunciar los peligros del relativismo y el hedonismo.

En la basílica de la Salud, el Papa alemán de 84 años, felicitó a los responsables de la comunidad judía que «tiene raíces antiguas y una presencia importante en el tejido urbano» y a los «musulmanes que viven en esta ciudad».

El Papa había efectuado un poco antes un viaje en góndola desde la otra orilla del Gran Canal, un trayecto que Pablo VI y Juan Pablo II ya había hecho antes. El enérgico patriarca de Venecia, el cardenal Angelo Scola, lo acompañaba.

(AFP)