¿Alguien duda de que el 10 irá de entrada el domingo? Que no dude más. Pese a sus preferencias por otro sistema, Falcioni le respetará el puesto al enganche como hizo con Palermo, el otro referente.
Esta es la imagen que, de una forma u otra, se esperaba ver en el entrenamiento de hoy: Javier Sanguinetti, como lo hace antes del comienzo de cada práctica de fútbol, toma once pecheras de un color y se las va entregando en la mano a cada uno de los elegidos para conformar ese equipo, y una de las pecheras es para Juan Román Riquelme. El conflicto de esta proyección es que las pecheras que suele entregar el ayudante de campo de Julio César Falcioni son habitualmente para los suplentes.
Finalmente, salvo algún inconveniente físico inesperado, Riquelme no recibirá esa pechera que lo saque de un plumazo del equipo titular. Después de muchos rumores y dudas, lo confirma Olé : Falcioni no tomará esa decisión drástica, por más fanático que sea de jugar con su predilecto 4-4-2. No dejará afuera a un futbolista que juega en un puesto que no existe en esa idea madre. Al 10 el lugar que es del 10. Pero esa preferencia por un estilo y un sistema, junto con el cambio que hizo el lunes en el clásico ante Independiente, es lo que ayer alimentó esa posibilidad hasta que hizo ruido en los medios.
Hay una realidad que reconoce el propio JC, porque forma parte importante de su libreto: no se puede armar, en el fútbol de hoy, un mediocampo con sólo tres volantes, se debe defender con ocho jugadores y no con siete. Casi siempre jugó así antes de llegar a Boca, también apostó a ese dibujo durante este verano y cuando no tuvo o no puso a Riquelme. Incluso, decidió no meterlo en la tercera fecha ante All Boys, aun cuando el propio jugador salió a decir que no tenía ninguna molestia física. El buen rendimiento del equipo en el verano con el 4-4-2 y la derrota ante Godoy Cruz con el 4-3-1-2 lo llevó a tomar esa decisión polémica. Había ganado sin Riquelme y había perdido con Riquelme…
Ahora, por el triunfo frente a Huracán justo cuando no estuvo Román, y la salida anticipada contra Independiente, pareció repetirse el escenario del arranque del torneo. Sobre todo porque Riquelme, frente al Rojo, tuvo la misión de cubrir algunos espacios además de crear. Y como no logró satisfacer al entrenador (por eso entró Erviti), en el entorno del 10 interpretaron esto como una nueva posibilidad de que quedara marginado nada menos que en la previa del superclásico.
La ausencia del habitual ensayo de fútbol en el entrenamiento de los jueves también hizo que algunos especularan con que eso se hacía para evitar exponer prematuramente la salida del ídolo. Pero, en realidad, desde el cuerpo técnico se explicó que no programó esa práctica porque habían jugado el lunes y tenían a tres jugadores con molestias (Clemente, Somoza y Palermo). Y la incomodidad que demuestra el entrenador cada vez que le preguntan por Riquelme tampoco ayuda. Le preguntan tres veces de forma directa y nunca termina de confirmar que el domingo va a jugar. Recién cuando lo consultaron por el equipo, al decir que posiblemente jueguen los mismos, dio una pista a favor de la continuidad del enganche. Sí podría cambiar el esquema para tener ese cuarto hombre en la línea de volantes, sin tocar al 10.
A pesar de sus gustos o preferencias, de los fuertes rumores, Falcioni no provocará el estallido que sería borrar nuevamente a Román. Es verdad que considera que está por debajo de su nivel, del nivel que pretende de un crack así. Pero, de la misma manera que hizo con Palermo, le respetará la titularidad. En todo caso, sin que le tiemble el pulso, volverá a sacarlo durante el segundo tiempo en búsqueda de una mejoría del equipo que con Independiente no consiguió. Sabe lo importante que es para Boca. Sabe lo importante que es en la cabeza de los rivales. Sabe lo que puede dar. Sabe que todavía no logró dar todo. Y eso es lo que espera y va a seguir esperando.
La imagen de la pechera, por el momento, no se verá en Casa Amarilla.
Fuente: Olé