Los hechos acaecidos en Japón han elevado la conciencia a favor del medio ambiente en el mundo entero, y nuestro país no ha quedado al margen de dicho fenómeno. Siete de cada diez argentinos rechaza el uso de la energía nuclear. Lento y constante avance del discurso a favor del medio ambiente y el cuidado de la tierra.
La terrible tragedia vivida por el pueblo japonés el pasado 11 de marzo luego de sufrir un terremoto de magnitud 8.9 en la escala de Richter y el posterior tsunami que arrasó poblaciones enteras, tiene en vilo al mundo por los terribles costos en vidas humanas que trajo el mismo (más de 10.000 muertes y un número indefinido de desaparecidos), y con un valor pautado de reconstrucción de alrededor de 182.000 millones de dólares.
La fuerza de la naturaleza día a día ocasiona nuevos hechos que no hacen más que poner en el centro de la atención pública la labor que el hombre efectúa para dañar severamente al ecosistema, que lo enoja de una manera que termina causando desastres tan grandes, donde se pierden cientos de vidas en ellos.
Este desastre natural trajo aparejado una mayor conciencia de la población a nivel mundial por la defensa del medio ambiente, lo que repercutió en la Argentina donde según una encuesta llevada adelante por la organización ecológica Greenpeace, siete de cada diez compatriotas se muestran contrarios al uso de la energía nuclear, por considerarla peligrosa, contaminante y costosa.
Las consecuencias que viene sufriendo la central nuclear nipona de Fukushima, donde hace unos días atrás se elevó al nivel máximo de 7 en la Escala Internacional de Accidentes Nucleares, hace recordar a todos aquellos que tienen un poco de memoria la hecatombe que sucedió en abril de 1986 en Chernobyl, Ucrania, cuando un recalentamiento del reactor nuclear derivó en una explosión del hidrógeno que liberó a la atmósfera grandes sustancias radiactivas.
Los objetivos de la lucha encarada desde hace años por las organizaciones ambientalistas, son la de darle una cara humana a los temas ambientales, motivar que las personas se conviertan en agentes activos del desarrollo sostenible y equitativo, promover el papel fundamental de las comunidades en el cambio de actitud hacia temas ambientales, y fomentar la cooperación, la cual garantizará que todas las naciones y personas disfruten de un futuro más prospero y seguro.
El sondeo efectuado por Greenpeace se realizó en relación al 25 aniversario del desastre de Chernobyl y mostró una gran conciencia de los argentinos en la defensa del medio ambiente y en el especial cuidado que se debe tener en relación a la proliferación de la energía nuclear y sus centrales atómicas en el mundo entero.
El estudio de la organización defensora del medio ambiente, se llevó a cabo en las ciudades más importantes del país, ya que se hizo en aquellas con más de medio millón de habitantes, entre los días 11 y 20 de abril, e involucró a 600 personas, de los cuales se dividió en un 54% de entrevistas hechas a mujeres, y un 46% a hombres.
Argentina tiene desde 1974 en funcionamiento la central de Atucha I, la primera de América Latina, y la central de Embalse, mientras que desde 1981 está construyendo Atucha II, y en los últimos años bajo el gobierno kirchnerista se ha hablado muchas veces de reactivar la obra, sin que todavía suceda nada al respecto.
Lo que sí ha sucedido es que la Asociación Profesionales de la Comisión Nacional de Energía Atómica (APCNEA) sostenga que para la construcción de Atucha II, el gasto estimativo rondaba en los 2 mil millones de dólares, se lleva gastado alrededor de 25 millones por año, lo que sumaría más de 5 mil millones y medio en una obra que pareciera nunca finalizar.
En relación a este tema, el informe de Greenpeace señala que el 64% se los argentinos considera que la central nuclear de Atucha II no debería terminar de construirse y que el financiamiento previsto para este proyecto debería ser destinado a programas de energía eólica y no para proyectos destinados a la energía nuclear.
Además, el sondeo ecológico rescata que el 74% de los entrevistados opina que se debería eliminar la opción nuclear en la generación de energía y un contundente 78% apoya la realización de inversiones en proyectos de energías alternativas.
El problema y las consecuencias del daño al medio le ha estallado en las manos a las personas y comunidades. En otras palabras, hay una mayor toma de conciencia, lo que no significa que se actúe a la par de la misma. Luego de la lectura de esta realidad se debería asumir una mayor responsabilidad individual y colectiva.
Si no se toma conciencia y real dimensión de este problema por parte de las autoridades, el mundo que recibirán las próximas generaciones será uno lleno de caos climáticos y naturales, y en el cual el vivir será más que peligroso.
Para acabar con esta sensación hay que trabajar todos juntos y unidos para intentar hacer un futuro mejor, con menos contaminación para que el calentamiento global no sea una preocupación, sino algo que haya sido algo de lo que se escuchó hablar, pero que al actuar a tiempo se pudo acabar con el mismo y generar condiciones sanas de vida para los más de 40 millones de habitantes que pueblan el suelo argentino.
Fuente: www.agenciacna.com