Es la movilización de las grandes ocasiones. Hasta los gladiadores del Imperio Romano, con sus espadas desenvainadas, merodean por la vía de la Conciliazione que lleva a la plaza de San Pedro en el Vaticano. Solo buscan, naturalmente, que los muchos turistas se saquen fotos con ellos y así cobrar algún euro. Aunque este fin de semana está dedicado a la Pascua, es la beatificación del amado Papa Juan Pablo II lo que ya congrega el clima del gran evento, que tendrá lugar en la misma plaza el domingo 1° de mayo, ante cientos de miles de fieles y 51 jefes de Estado y de gobierno.
Roma bulle. Los negocios están atiborrados de recuerdos de todo tipo. La policía secuestró tres millones de relojes y muchos otros souvenirs fabricados sin respetar ninguna norma de seguridad. Lapiceras, llaveros, calendarios, estatuitas y estatuas tamaño natural de Karol Wojtyla. Cristos que, según desde donde se los mira, abren y cierran los ojos. Vírgenes que lloran y, hasta dentro de una bola de cristal, una basílica de San Pedro que basta agitarla y cae la nieve.
Cientos de inmigrantes africanos despliegan sus baratijas en la plaza de la Conciliación y salen corriendo cuando la policía organiza raids a toda hora. Pero a nadie le secuestran la mercadería. Lo ha pedido discretamente el Vaticano.
Junto con los souvenirs, en los contenedores enviados desde China venían relojes falsos de marcas prestigiosas. También juegos electrónicos. La policía informó que habían secuestrado mercaderías “non sanctas” por 15 millones de euros.
Centenares de policías recorren ya las adyacencias del Vaticano para fijar la seguridad a nivel de la calle y en las cloacas y subterráneos vecinos. El domingo de la beatificación las fuerzas de seguridad vivirán una dura prueba, porque en la plaza de San Juan de Letrán, frente a la basílica del cual es titular el Papa como obispo de Roma, tendrá lugar el tradicional concierto de rock organizado por las tres centrales obreras, que congrega habitualmente a 200 mil jóvenes para celebrar el Día de los Trabajadores.
Desde ayer y durante diez días, Roma estará blindada. “Esperamos más de dos millones de personas en las calles”, explicó un funcionario de la Prefectura de Roma. Desde el miércoles el aluvión de peregrinos llegará desde todo el mundo. De Europa vendrán muchos, especialmente polacos.
Entre la Pascua y el 1° de mayo, día de la beatificación, mañana se celebrará la liberación de Italia del nazifascismo. Al día siguiente visitará el país el presidente francés Nicolás Sarkozy.
Anoche una multitud se congregó frente al Coliseo por el Viernes Santo y la ocasión obligó a más medidas de seguridad.
Los controles, además, intentarán impedir que los comerciantes se abusen de los turistas y peregrinos. Varios hoteles han sido multados y alguno clausurado por especular con los precios. En un hotelito cercano a la Terminal de ferrocarril se descubrió que en una pieza de pocos metros cuadrados se esperaba hacinar a 40 turistas polacos. También se controlan los precios en bares y restaurantes.
La policía municipal informó ayer que se han desplegado 5400 telecámaras para vigilar las calles y los lugares más sensibles.
Roma es una ciudad donde los cortejos de protesta son cotidianos y ruidosos. Pero hasta después de la beatificación, las marchas, mitines políticos y encuentros de todo tipo han sido prohibidos en la ciudad.
Fuente: Clarín