Piden que el tope en paritarias sea 24%

En una reunión del G-6, los empresarios plantearon que la cifra acordada por Moyano ya resultaba para muchos sectores difícil de cumplir. Es imposible que siete empresarios argentinos se junten a comer en estos días sin que la política sea el principal tema de conversación. Y que no salga a cada momento, de manera espontánea y sin esperanzas de cambio, la inquietud por los reclamos salariales. Ayer, en el comunicado emitido tras su reunión mensual, el Grupo de los Seis (G-6), que reúne a los sectores más representativos, expuso algunas de estas perturbaciones. Por ejemplo, que el 24% de aumento acordado por los camioneros y aceptado por la Casa Rosada sea el tope, no el piso para las próximas paritarias.

El anfitrión volvió a ser Jorge Brito, presidente de la Asociación de Bancos de Capital Privado (Adeba) y el más consultado en cuanto al futuro político de la Argentina. «¿Es el puchero de La Rural?», le preguntaron al banquero cuando llegaba el plato fuerte. «Nooo, es el de Adeba», contestó. La ironía venía gratis porque, por primera vez, no estaba Hugo Biolcati, presidente de La Rural. Algunos se preguntaban si la ausencia era casual. Por eso, desde temprano, cerca del tambero aclararon que obedecía a un compromiso asumido días antes.

Estaban, además, Adelmo Gabbi, de la Bolsa; Carlos Wagner, de la Cámara de la Construcción, y tres representantes de la Unión Industrial Argentina (UIA): José Ignacio de Mendiguren, futuro N° 1 de la entidad; Miguel Acevedo, presidente interino, y Héctor Méndez, que renunció hace un mes a la conducción y fue invitado a modo de despedida.

Cuando empezó a circular el borrador que debían difundir, Acevedo advirtió que eran los mismos conceptos que él venía diciendo públicamente. El texto dado a conocer pidió «prudencia» en las negociaciones salariales; planteó el 24% de aumento como «un límite máximo» y aún «difícil de solventar para muchos sectores», y reclamó consensuar entre trabajadores y empresarios «todas las modificaciones normativas en materia laboral» para preservar la «inversión y creación de puestos de trabajo en cantidad o calidad». Gabbi dijo, no obstante, que la mayor parte de los balances que llegaban a la Bolsa mostraba muy buenas utilidades.

Brito aprovechó el comienzo para volver a pedir confidencialidad. Propuso que se limitaran al comunicado, sin divulgar secretos de la reunión. Porque hubo temas ajenos a la economía que él mismo abordó. Por ejemplo, cuando afirmó que Nicolás Caputo, el constructor amigo de Mauricio Macri, no quería que el jefe de gobierno compitiera en las elecciones presidenciales. Algunos ya habían oído la versión y coincidieron. Si Caputo dice no, es muy probable que sea no, fue la conclusión. Brito agregó que creía que la Presidenta sería candidata.

El puchero, que sucedió a la entrada de almendras y anchoas, era variado y multicolor. Chorizo colorado, morcilla, garbanzos, choclo. Méndez y Brito rehuyeron el vino tinto y tomaron Coca-Cola. Gabbi afirmó tener la información de una posible alianza entre Ricardo Alfonsín y Francisco de Narváez. Brito ve improbable a Macri en ese compendio.

De la Vega mostró una idea de la situación parecida a la de Gabbi. Dijo, por ejemplo, que la demanda seguía sostenida. Un eventual problema si proliferan proyectos como el de repartir un 10% de las ganancias de las empresas entre trabajadores que impulsa el diputado cegetista Héctor Recalde. El desvelo, también expuesto ayer, no está lejos de un postulado que introdujo Méndez: faltan inversiones para sostener el crecimiento y evitar la inflación.

De precios casi no se habló. Sí de que muchos están disconformes con la jefa del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont. Uno de ellos empleó, incluso, el sobrenombre con que la bautizó hace tiempo Guillermo Moreno, el secretario de Comercio Interior, en una asociación despectiva según la lógica empresarial: «Norma Arrostito». La joven dirigente montonera asesinada en 1978 tenía un peinado similar al de la economista de FIDE.
Fuente: lanacion.com