El fuego avanzaba y las llamas iban consumiendo todo a su camino. La situación de Boca en el torneo era mucho más que alarmante. Pero apareció Román Riquelme, que ayer ante Colón, y en Santa Fe, se disfrazó de bombero y salvador: le dio el triunfo al «xeneize» por 1 a 0.
Boca volvió a sonreír. Y todo gracias a una sola acción: el tiro libre inapelable de Román, que no sólo dejó atónito al arquero Diego Pozo, sino al estadio entero. Es que el partido se resumió en ese gol, y nada más. El primer tiempo había comenzado con un Boca que iba de aquí para allá, pero sin llegar a buen puerto. Las corridas y los pelotazos le ganaron la pulseada al buen juego y toda situación pasaba sin pena ni gloria.
Lo peor de todo era que el «xeneize» no mostraba signos de cambio, ni de actitud ni de juego. Tanta preparación entre semana y las permutas de nombres no se hicieron notar. Colón en tanto, apenas avanzaba y tuvo a su gigante (Bichi Fuertes) dormido.
El complemento tampoco merece párrafo aparte. La historia y el juego fueron iguales. Sin embargo, sí que vale la pena premiar a aquel gol de Riquelme, de aquí hasta el final de la nota. Es que no significó sólo la apertura del marcador. Fue mucho más que eso: la segunda victoria del equipo de Julio César Falcioni en el torneo, el desahogo por los gritos de gol que no llegaban (Boca sólo llevaba dos) y una cantidad de oxígeno importante para respirar tranquilo en la semana…
De ahora en más, los hinchas «xeneizes» ruegan por que ese gol sea el despegue necesario para alzar vuelo en el campeonato. ¿Significará un cambio de rumbo?. Sólo el tiempo lo dirá. Habrá que esperar.
Fuente: La Gaceta