El ministro de Economía dijo que le gusta esquiar y surfear en el país del norte y se confesó fan del fútbol americano. Más revelaciones. Cuando estalló el escándalo por los cables de Wikileaks, el ministro de Economía, Amado Boudou, calificó a las filtraciones como «pavadas» que no representaban la diplomacia estadounidense. Y razones no le faltaban: uno de los últimos documentos revelados lo deja muy mal parado.
El cable en cuestión fue emitido por la embajada estadounidense en Buenos Aires el 5 de noviembre de 2009, y relata el encuentro, ocurrido dos días antes, entre la embajadora Vilma Martínez y el ministro de Economía, que había asumido el cargo en julio.
Por entonces, Boudou quería cerrar el canje de deuda con los acreedores que habían quedado afuera del acuerdo de 2005, y buscaba el apoyo norteamericano para su misión. Boudou estaba preocupado, según confió a la embajadora, por los llamados «fondos buitre», los que, dijo, no son «ni americanos ni argentinos», sino inversores que guardan su dinero en paraísos fiscales. Luego destacó la importancia de que esos acreedores, «representados por lobbystas inflientes», fueran «aislados» del proceso de canje.
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