El gobierno nacional remarca en cada discurso representar y reproducir los ideales de aquella militancia. Sin embargo, los dirigentes históricos de esos años reniegan de este mecanismo al cual encasillan como una mera operación política. También fustigan la presencia juvenil en las altas esferas nacionales. “No son cuadros”, tiran.
Se ha convertido en otra de las marcas del gobierno kirchnerista llegado en 2003, una estilizada oratoria en cada acto político. Pero se ha erigido como una bandera insoslayable de los mandos K, establecer una referencia continua a la militancia de los ’70 como parte nodal de su osamenta.
Esta idea de proyectar el modelo actual por sobre la espalda de las luchas amasadas al calor del cuerpo a cuerpo, el Hombre Nuevo y la libertad a cualquier costo, es encarnada por la propia juventud K, que en el último tiempo ha tomado bríos antes impensados.
Cómo será de trascendente su peso hoy que varios de sus integrantes ocupan áreas centrales en la administración kirchnerista y se pasaron rápidamente de ser militantes juveniles a funcionarios de gobierno nacional.
Sin embargo, los históricos de la época del setenta rechazan de plano toda comparación o intento de emular su acción y su praxis, en un contexto diametralmente opuesto al que se sostiene en la actualidad.
Sin guardarse nada, le pegan al mentón oficialista acusando al matrimonio presidencial de haberse “mudado” a Santa Cruz en los ’70.
Asimismo, cargan directamente contra los representantes de La Cámpora, a los que califican como “empleados estatales” más que verdaderos cuadros políticos e intelectuales.
Alcira Argumedo
“Se arriesgaba todo en los ‘70 por ideas, incluso la vida”
Una cosa es una generación que estaba bajo una dictadura no tan brutal, como la del ‘76, mientras acá estás en una etapa democrática, donde los espacios y la expresividad son distintos. Lo que caracteriza al tipo de militancia que está cerca del kirchnerismo es la posibilidad concreta de alcanzar cargos o remuneraciones que no pasa en otras fuerzas políticas.
Fijate que uno dice “los jóvenes de La Cámpora”, pero gran parte de ellos son funcionarios públicos o han tenido cargos en organismos estatales, y tienen una serie de prebendas. Acá pareciera que si ciertas ideas son de la simpatía del oficialismo, reciben premios de estabilidades laborales.
La gran diferencia es que en los ‘70 los jóvenes arriesgaban todo, incluso su vida, por ideas políticas. En este momento, los que están en otras fuerzas políticas siguen pasándola económicamente mal, o haciendo importantes sacrificios para militar. En el caso del oficialismo, se premia la militancia con cargos públicos.
Federico Storani
“El progresismo tiene vacío de contenido”
Es un intento totalmente extemporáneo de una época que ya no es. La militancia de los ‘70 era muy fuertemente impregnada de idealismo, había una convicción, sobre todo de la juventud; estábamos en vísperas de cambiar la realidad, no sólo de la Argentina, sino del mundo entero. En este caso, la mayoría de quienes aparecen como los referentes son empleados del Gobierno.
En aquella época era casi una norma, una regla que debía respetarse, que todo el mundo tratara de tener una preparación intelectual para elaborar los propios documentos. Hoy podrá haber alguna excepción, pero no se trata de cuadros políticos preparados, sino, fundamentalmente, de ocupar espacios simplemente con un objeto de acumulación de poder. Así es como éste no es un proyecto que protege la burguesía nacional, como se dice, sino, más bien, es un capitalismo de amigos que favorece a preferidos.
Tampoco está planteado que los cuadros políticos están en sus lugares para ser eficientes, lo están simplemente para que detenten poder y lo ejerzan con cierto grado de lealtad. Es una voracidad, la acumulación del poder por el poder mismo. Muchas veces tiene que ver con lo económico.
Analía Del Franco
“La militancia en un partido de poder goza de recursos”
No creo que sea necesariamente setentista, creo que pasa por una participación de la política que también hubo en algún momento de los jóvenes en el ‘83. Se asimila a cualquier momento de nivel de participación.
La militancia de un partido en el poder es diferente de la de un partido de militancia de la oposición. La de un partido en el poder goza de otras posibilidades, que no se goza cuando se está en la oposición. Es una juventud con recursos. Por supuesto que debe haber excesos, está dentro de las generales de la ley.
Lo que plantea el kirchnerismo inicialmente es genuino. Independientemente del nivel de involucramiento que hayan tenido los Kirchner en los ‘70, es obvio que tuvieron cierta militancia. Si después encontraron una posibilidad poniendo esto sobre el tapete, con la puesta en escena, muy probablemente como cualquier estrategia, si funciona y da buenos réditos, deben mantenerla.
Autor de Nota: LaTecla.info