Miramar ya tiene terminal, pero le faltan los ómnibus

Era una de las obras más reclamadas, tanto por vecinos como por turistas. La propia presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, presentó en sociedad el edificio de la nueva terminal de ómnibus de esta ciudad. Pero transcurridas más de dos semanas desde ese acto, la amplia construcción situada en las calles 16 y 40 todavía sigue vacía, sin actividad y a la espera de un concesionario.

La ilusión era que estuviera en marcha antes de la próxima Semana Santa, pero es casi un hecho que el primer movimiento importante de pasajeros sólo se verá allí con el inicio de las vacaciones de invierno.

«En unos 15 días, el pliego de licitación estará en el Concejo Deliberante y se tratará en sesión extraordinaria para acelerar el proceso», explicó ayer a LA NACION el intendente de General Alvarado, Patricio Hogan, durante una charla mantenida en las puertas de esta flamante construcción de 2600 metros cuadrados.

La obra se completó en poco menos de nueve meses, sobre un predio de 11 hectáreas linderas a la estación ferroviaria, que desde hace casi más de un año no recibe trenes de pasajeros.

El edificio, muy luminoso a partir de su fachada completamente vidriada, tiene acceso para los viajeros por la avenida 40, la misma que los ómnibus que allí tendrán su base de operaciones utilizarán para entrar y salir de la ciudad. Hoy, su único ocupante es un sereno, encargado de la seguridad, junto con personal de la guardia urbana local.

En la estructura se divisan espacios asignados para una confitería, el área de preembarque, la oficina de informes y nueve boleterías, tantas como las dársenas cubiertas que existen sobre el contrafrente del edificio.

El sector destinado al movimiento de ómnibus, que tiene otras tres dársenas descubiertas, también está listo; por su prolijo pavimento sólo circulan hoy quienes llegan a pie o en bicicleta a la estación de trenes, convertida en una suerte de hospital móvil a partir de la escala que allí realiza el tren de Desarrollo Social.

La terminal costó casi cinco millones de pesos; fue construida sobre tierras cedidas por el Organismo Nacional de Administración de Bienes (Onabe) y la Administración de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) y se financió con un crédito del Banco Mundial, que se gestionó a través del gobierno de la provincia de Buenos Aires. «El 10% lo aportó la comuna y el resto lo afrontamos con un préstamo», explicó Hogan.

El resultado final es un edificio muy vistoso que cambió la fisonomía de la zona y muy pronto ganará en dinámica con los ómnibus que allí comenzarán a circular a diario.

El trámite de concesión está ahora supeditado al proceso licitatorio que completa el Ejecutivo municipal. Hogan asegura que en abril el cuerpo deliberativo procederá a su debate y votación. «La terminal será concesionada a un operador privado por un plazo de 20 años», aseguró.

Ayer, una pareja recorría el lugar haciendo una suerte de relevamiento del edificio. «Queremos hacernos cargo de la confitería, pero parece que aquí todo viene muy lento», contó la mujer, mientras tomaba fotografías de la terminal. «En la municipalidad nos dijeron que todavía no hay concesionario, así que habrá que esperar», indicó.

La estación, un reclamo histórico de la comunidad miramarense, brindará un servicio acorde con los miles de turistas que visitan esta ciudad durante todo el año, en particular, durante el verano.
En la calle

Aquí opera una decena de empresas de transporte de pasajeros. En su mayoría cubren la ruta entre estas playas, el Gran Buenos Aires y la Capital. También hay servicios que llegan a destinos de La Pampa, Tucumán y Mendoza.

Hasta la fecha, las partidas y arribos se hacían en plena vía pública, frente a locales de venta de pasajes. Estas oficinas están ubicadas en la zona céntrica, lo que no sólo ocasionaba trastornos en el tránsito, sino también un deterioro de las calles por el frecuente paso de colectivos.

La intención es que la nueva terminal de ómnibus pueda operar en conjunto con la estación de trenes. «Hace más de un año que no tenemos servicios», comentó a LA NACION una empleada del lugar. Esta semana llegó el tren de Desarrollo Social. Por falta de mantenimiento y los enormes pastizales que copan las vías, la formación tardó siete horas para completar los 40 kilómetros desde Mar del Plata.

Fuente: La Nación