Con los corsos durante febrero y los últimos dos feriados, más de un millón y medio de personas participaron en diferentes barrios de la Ciudad de las celebraciones típicas de esta época. Recitales y mucha espuma.
Música, color, disfraces, calor, pegote, espuma, baile y más baile. Más de un millón y medio de personas participaron desde febrero de los corsos porteños que ayer se sumaron a los carnavales porteños, restituidos a nivel nacional luego de haber sido prohibidos por la última dictadura. Diferentes barrios vivieron ayer desde la tarde las últimas horas de festejo hasta la medianoche. El corso de carnaval de la avenida Boedo fue uno de los más concurridos, con miles de personas disfrutando de los números artísticos y murgas que recorrieron esa avenida entre Independencia y San Juan.
El número fuerte y que generó la gran concurrencia fue la presencia de los grupos “Los Auténticos Decadentes” y “Los Pericos”; además de la presentación de diferentes murgas como la de “Los mocosos de Liniers” y la de “Los pibes de don Bosco”, de La Boca. El escenario fue montado en Boedo y Humberto I y la gente -grandes y chicos- se divirtió con los juegos de carnaval, sobre todo, con las guerras de espuma.
El público, además de estar apiñado en la avenida principal, también se ubicó varias cuadras a la redonda en un continuo peregrinar que prácticamente imposibilitó el tránsito vehicular. Por la avenida Boedo, impregnada del aroma a perfume de la nieve artificial y el humo de los puestos de choripanes, desfilaron en un ambiente tranquilo y de alegría, niños que gritaron y jugaron a más no poder y grandes que acompañaron a los murgueros con aplausos.
Desde el escenario y entre los números artísticos, los organizadores elogiaron el retorno de esta fiesta popular y de los feriados respectivos, restituidos por decreto del Gobierno Nacional. En la Ciudad, los corsos habían arrancado durante los fines de semana de febrero y hasta el año pasado, se decretaban los asuetos administrativos.
Fuente: La Razón