El caso del tren bala podría traerle al Gobierno un dolor de cabeza final. La empresa Alstom tiene que definir en las próximas horas si acepta volver a depositar 3 millones de dólares de garantía para mantener el proyecto vivo o si definitivamente se retira del negocio. Si esto último ocurriera, el Gobierno debería, además de dar por caída definitivamente la idea, devolverle unos u$s 16 millones a la compañía francesa o soportar un juicio en contra.
Según el contrato que la polémica empresa firmó en abril de 2008 con el Gobierno argentino, Alstom debía dejar caución semestral de u$s 3 millones para seguir con el proyecto. Realizó puntualmente esa liquidación, pero desde diciembre, por decisión del Gobierno, esa liquidación quedó suspendida hasta el primer semestre de este año. Sin embargo, la empresa ya habría decidido no sólo dejar de mantener activa la caución, sino reclamar lo que ya había pagado hasta fin de 2010.
Desde el Gobierno se asegura que la decisión de diciembre implica que Alstom no necesita volver a pagar esos u$s 3 millones, ya que la liberación del pago fue una decisión del Poder Ejecutivo. Sin embargo, desde Francia temen que sea la compañía la que pueda tener inconvenientes con los eventuales prestamistas del proyecto, ante la falta de inicios de las obras.
Sucede que para realizar el proyecto, Alstom trajo a Buenos Aires una compleja ingeniería financiera que implicaba que la financiación del tren bala provendría de un crédito de largo plazo del banco francés Netixis y una garantía especial de títulos públicos argentinos. El costo total de la obra estaba calculado en unos u$s 1.350 millones, pero que contabilizando el costo financiero e inflacionario total llegaría a los u$s 3.800 millones. Finalmente, esta estructura financiera (realizada en los días de Martín Lousteau como ministro de Economía) no pudo concretarse por el estallido de la crisis financiera internacional (que afectó de lleno en la banca Netixis) y las fuertes críticas internas. Desde Alstom se menciona también como una traba las altas tasas de financiamiento que iba a tener el título que debía emitir la Argentina como garantía. Netixis debía salir a colocar los bonos argentinos (o retenerlos), por cuya operación cobraría una comisión del 4%.
Temor
Mientras tanto, y para sostener el andamiaje financiero, se necesitaba el depósito de la caución que fue realizando puntualmente Veloxia (el nombre de la sociedad armada por Alstom como socio mayoritario, más las empresas Lecsa y Emepa). El préstamo acordado tenía una duración de 30 años con siete años de gracia, tiempo en el cual Veloxia debía terminar de desarrollar e inaugurar el tren bala. Obviamente, los tiempos ya no se cumplirán, y lo que teme la sociedad es que el proyecto ya esté definitivamente caído. Ante esto, Alstom pediría el pago del dinero ya liquidado a una aseguradora internacional como «garantía de mantenimiento de la oferta». Son esos u$s 16 millones. El Gobierno argentino deberá decidir en los próximos días si sostiene el proyecto o si lo da de baja, y la manera de enfrentar el pago de esos u$s 16 millones.
La idea del tren bala había surgido durante 2006 y fue anunciada en 2008. El proyecto incluía una inversión de casi u$s 4.000 millones para un ramal de 320 kilómetros por hora que uniría, en una primera etapa, Buenos Aires con Rosario. El costo promedio de los pasajes podría costar casi 600 pesos.
Fuente: Por: Carlos Burgueño