Además, cargó contra la familia de la chica y defendió su negocio: “En mi boliche (Pinar de Rocha) no hay más droga que en una plaza”, dijo.
Creí que esto lo iba a sobrellevar mejor. Si hay algo que no soy es de estallidos emocionales”, se atajó Daniel Bellini en una de las seis veces que se quebró ayer ante Tribunal Oral N°1 de Morón, que lleva adelante el juicio por la muerte de su mujer, Morena Pearson. El empresario se autodefinió con una frase que lo acompaña desde chico: “El desafío de la vida es mantener el equilibrio.” El hombre optó por declarar y luego de un gran monólogo apuntó contra la familia Pearson, e insistió con que sus problemas psicológicos y la bulimia que padecía fueron las causas que la arrinconaron hacia su suicidio.
El “Rey de la noche” declaró durante más de tres horas frente a los jueces. Comenzó con una defensa de su negocio: “Me han demonizado. Si tengo un defecto es que soy un animal de trabajo. No tomo, no fumo, no me drogo y acá algunos tratan de ponerme un perfil ‘gangsteril’”. Y argumentó: “En mi boliche no hay más droga que en una plaza o un colegio. Hablan de mi persona y mi comercio pero muchos de los que están acá deben conocerlo.”
Luego, se refirió a la relación con Morena. Dijo que la conoció en otra discoteca de su propiedad en 2004, cuando una amiga en común los presentó. Al principio comenzaron a salir a escondidas por cuestiones de edad y luego formalizaron. Se jactó de estar a la altura de las circunstancias físicas y justificando su falta de celos, explicó que la joven comenzó a bailar en Pinar de Rocha en momentos en que ya estaba formalizada la relación.
De todas formas, reconoció que no le gustaba que bailara con otros hombres porque “constantemente le llegaban comentarios” de sus allegados, y por esa razón le había pedido que tuviera más cuidado “por una cuestión de imagen”.
Según el acusado, la pareja se llevaba maravillosamente bien y ambos eran muy felices hasta que comenzaron a convivir –en la casa de Villa Sarmiento donde Morena apareció muerta– después de que ella quedara embarazada. “Fue una hija buscada por ambos. Mi hija no existiría si yo hubiera sabido antes lo de la enfermedad.”
Así, Bellini se refirió a los “graves” problemas de bulimia de la joven y recordó: “Ella se iba de casa porque no podía manejar su alimentación. Una vez, me llamó desde la vivienda de sus padres y me confesó su enfermedad.” En ese momento, el imputado se quebró. No podía hablar.
La jueza Susana de Carlo pretendió pedir un cuarto intermedio. “Estoy bien”, le respondió a la presidenta del tribunal. “Si nos vamos ahora, esto se va a repetir después”, dijo, y añadió: “Lo tengo que lograr. Me pongo en on.” Y siguió.
“Ese día lloramos juntos. Pensamos que Priscila iba a ser su salvación. Juntos íbamos a salir. A los tres o cuatro meses del embarazo hizo crisis y ahí era tremenda. En uno o dos meses contabilicé siete relaciones virtuales. Le dijo te amo a siete personas diferentes de las cuales yo era una de ellas”, declaró.
Con relación a la familia Pearson dijo: “Mienten en todo. No hemos escuchado más que mentiras, la familia supo y sabía lo que estoy relatando sobre la enfermedad de Morena.”
“Se quieren quedar con la nena en pos de algún dinero, para sacarme los alimentos. A este humano –dijo por su ex suegro que estaba presente en la sala de audiencias–, no le importa que esa nena piense que su papá mató a su mamá”.
Si bien la hipótesis de la fiscalía es que Bellini mató de un disparo a Morena la madrugada del 21 de marzo de 2008, el empresario siempre sostuvo que la mujer se suicidó.
Fuente: El Argentino