México celebra el Bicentenario bajo la sombra de la violencia

La fiesta comenzó en la capital con fuegos artificiales, conciertos y el desfile de carrozas alegóricas. Se esperaba una asistencia de un millón de personas en las calles. Hay 1.500 invitados especiales de más de 60 países en medio de medidas de seguridad rigurosas, ante el temor de que la violencia irrumpa en las celebraciones, que continuarán hoy.

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Las fiestas por el bicentenario de la independencia en México comenzaron con fuegos artificiales, conciertos y un desfile de carrozas alegóricas, en medio de medidas de seguridad rigurosas, ante el temor de que la violencia irrumpa en las celebraciones, que continuarán este jueves.

Mientras el Distrito Federal realizaba su fiesta con gran despliegue de policías y militares, en varias ciudades del país los festejos fueron cancelados o modificados, para evitar riesgos.

«Hoy es un día de fiesta y conmemoración», afirmó el presidente Felipe Calderón a través de un mensaje por la red Twitter, y llamó a sus compatriotas a celebrar «200 años de libertad, independencia y soberanía» porque «México es una gran nación».

El Senado realizó una sesión solemne en ocasión en la que su titular, Fabio Beltrones, llamó a la «reconciliación, a dejar atrás rencillas y rencores, a volar al lado de los sueños» de los padres de la Patria.

El desfile comenzó a las 17 locales (19 en la Argentina) en el Paseo de la Reforma, para desembocar en El Zócalo, corazón de la capital. Desde muy temprano se empezaron a congregar miles de personas en la zona, a pesar de los numerosos filtros de seguridad con detectores de metales y perros amaestrados.

A las 23 locales (1 de mañana en la Argentina) se aguardaba la ceremonia tradicional de El Grito, que emula la arenga lanzada por Miguel Hidalgo, el Padre de la Patria, en la parroquia de Dolores, estado de Guanajuato, en 1810, llamando a la emancipación contra la corona española.

UNA MULTITUD

Los festejos contaron con la presencia de 1.500 invitados especiales de más de 60 países, entre ellos los mandatarios de Colombia, Guatemala y Honduras, la gobernadora general de Canadá, el ex premier británico John Major y el príncipe Philippe de Bélgica.

Estaba previsto que un millón de personas participaran en el festejo a la vera de la avenida Reforma, donde fueron colocadas 45 pantallas gigantes y plataformas donde se efectuaron conciertos populares que se extendían hasta esta madrugada, con la banda Los Tigres del Norte y los cantantes Armando Manzanero, Paulina Rubio y Alex Syntek.

Ante la eventualidad de un atentado como el del 15 de septiembre de 2008, cuando dos granadas estallaron durante las celebraciones en el centro de Morelia, capital del estado de Michoacán, y causaron 8 muertos y 131 heridos, las autoridades adoptaron medidas extremas.

El núcleo de los festejos en la capital era objeto de vigilancia desde ayer por unidades de la policía y el Ejército, perros amaestrados, detectores de metales y francotiradores.

Al menos 14 ciudades del país que son epicentro de la violencia atribuida al narcotráfico decidieron cancelar los festejos, en especial en los estados norteños de Chihuahua, Tamaulipas, Nuevo León y Sinaloa, el occidental de Michoacán y los sureños de Guerrero y Morelos, al no poder garantizar la seguridad de los asistentes. Miles de personas se vieron así impedidas de celebrar en la calle de esos municipios.

Otras medidas adoptadas por los alcaldes para evitar problemas fueron adelantar varias horas el Grito para que se celebrara de día, instalar arcos de seguridad en la entrada de las plazas o transmitir la intervención del alcalde por radio y televisión y pedir a la gente que no saliera a la calle de noche