INTERNA RADICAL DEL 30 DE ABRIL: Ayer, en reunión con sus asesores, Julio Cobos anunció lo que ellos querían oír: que el 15 de marzo oficializará el lanzamiento de su candidatura presidencial con vistas a la primaria radical del 14 de agosto. El vicepresidente intentaría conformar un frente amplio, con la participación de distintos sectores radicales e independientes. Cabe interpretar entre líneas que estos grupos cobistas podrían votar en la interna radical anticipada del 30 de abril a favor del candidato aparentemente más débil, Ernesto Sanz, a los efectos de afectar las chances de Ricardo Alfonsín.
Los que no voten pueden decidir
Pero en la estrategia cobista se abre otro camino. En las filas radicales empieza a circular la creciente preocupación que tendrían Alfonsín y Sanz por una amenaza que puede afectar por igual a ambos: el ausentismo. Una consultora habría elaborado un estudio que plantearía serias dudas acerca del porcentaje de concurrencia a la interna abierta radical. Por supuesto que es discutible que guarismos se pueden interpretar como éxito o fracaso. Pero la apatía del electorado en una elección no obligatoria es un fantasma que atemoriza a más de uno. Como antecedente inmediato, tenemos que en la interna de la UCR bonaerense del pasado 26 de junio votaron apenas 80.000 afiliados sobre un padrón de 830.000. El triunfo de Alfonsín fue bien presentado en los medios como un gran éxito, pero la realidad es que apenas sufragó el 10 por ciento. Si el 30 de abril concurre un porcentaje bajo, el gobierno y Cobos festejarían -por separado, obviamente- porque quedaría seriamente cuestionada la capacidad de convocatoria de Sanz y Alfonsín y esto les restaría fuerzas para la primaria del 14 de agosto. Tan graves serían las dudas que algunos dirigentes hasta evaluarían la suspensión de la interna. Es que, si el ausentismo se hace presente, ellos recibirían un golpe de boomerang. A caballo del ausentismo, Cobos podría entonces emerger como la alternativa radical para salir del mal paso. La otra faceta del problema es que, para motivar a los votantes, la conducción radical debería hacer una millonaria inversión en publicidad que por ahora está en duda.
Fuente: Por Carlos Tórtora para el Informador Público