El volumen de créditos al sector privado como porcentaje del PBI asciende al 70% en Chile y al 65% en Brasil, mientras que en el país ni siquiera llega al 14%. Argumentan que obedece no sólo un problema de restricciones de acceso a los servicios bancarios, sino también a la falta de credibilidad en el sistema financiero.
Aún con el impulso que hoy se le busca dar al acceso a los servicios financieros, la Argentina es hoy el país menos bancarizado entre las principales economías de América latina. Uno de los indicadores del nivel de bancarización de un país es el volumen de créditos al sector privado como porcentaje del PBI. En la Argentina, este ratio alcanza apenas el 13,5% y es el más bajo de la región, de acuerdo al Instituto de Estudios Económicos (IEE), de la Fundación Libertad, en base a datos de la Comisión Económica para América latina y el Caribe (CEPAL).
Chile es el país que mejor está posicionado, con un ratio del 69,2%, mientras Brasil ocupa el segundo puesto, con el 64,5%. Ya mucho más abajo aparece Perú, con el 35,5%; seguido por Bolivia, con el 33,9%; y por Ecuador, con el 27,9%. Colombia, con el 26%, y Uruguay con el 22,6%, también aparecen por encima de la Argentina.
Para Federico Bragagnolo, economista senior de Econviews, estos datos obedecen a que aún no se logró restaurar la confianza en el sistema financiero local: “Chile, en cambio, no tuvo una crisis bancaria fuerte como nosotros, ostenta una baja tasa de inflación y el índice de indexación funciona bien, mientras que en la Argentina el CER no logró credibilidad”. Además, a la hora de captar depósitos, las tasas reales en pesos son negativas, ya que se obtiene el 10% anual, contra una inflación del 25%. “Si el plazo fijo se actualizara por CER y ese dato fuese creíble, el escenario sería distinto”, advierte Bragagnolo.
De esta forma, la evidencia indica que Argentina presenta un nivel bajo de profundidad financiera y bancaria, siendo menor no sólo a países desarrollados, sino también en relación a países similares, e incluso con menores niveles de desarrollo.
Esto muestra no sólo un problema de restricciones de acceso a los servicios bancarios, sino también la falta de credibilidad en el sistema financiero”, señala Agustina Leonardi, economista de la Fundación Libertad.
Las causas son conocidas por todos. Desde la confiscación de depósitos y la pesificación asimétrica ocurrida entre fines del 2001 y principios de 2002, hasta los recurrentes procesos inflacionarios y expropiaciones en la historia argentina.
Otros factores esgrimidos son las tasas de interés reales negativas por prolongados períodos de tiempo, como consecuencia de la intervención estatal, que afecta negativamente al ahorro.
«Además, la existencia del impuesto a los débitos y créditos bancarios castigan a quienes operan dentro del sistema financiero”, señala la economista de la Fundación Libertad.
Por otra parte, la alta informalidad existente en el mercado laboral dificulta el acceso al crédito y no se traduce en la apertura de cuentas para el pago de salario. Estas características exhibidas por el sistema bancario argentino difícilmente logren modificarse en el corto plazo, ya que se deben a factores estructurales de la economía nacional.
“El fortalecimiento del sistema bancario, su crecimiento en relación al tamaño de la economía y la posibilidad de que una mayor proporción de la población tenga acceso a los servicios bancarios sólo se logrará modificando los aspectos estructurales”, sugiere Leonardi.
El corralito y la pesificación de los depósitos bancarios
derrumbó la imagen de los bancos para los argentinos.
Fuente: Cronista.com