LONDRES — El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, comparecía por segunda vez este martes ante el tribunal británica que debe decidir sobre su extradición a Suecia por presuntos delitos sexuales, al día siguiente de que sus abogados denunciaran que no sería sometido a un juicio justo.
El australiano, de 39 años, parecía animado a su llegada al tribunal de Belmarsh (sureste de Londres), donde saludó efusivamente a sus partidarios, antes de adentrarse en la sala para la última sesión de esta vista, que comenzó pocos minutos antes de las 11H00 locales (y GMT).
Assange, que niega las acusaciones de agresión sexual presentadas contra él en agosto por dos mujeres suecas -aunque admite haber mantenido relaciones con ambas- denunció el lunes que desde hace más de cinco meses ha sido encerrado en una «caja negra» que lleva pegada la etiqueta «violación». «Espero que a lo largo del próximo día veamos que, en realidad, está vacía», agregó el creador de WikiLeaks, que sostiene desde el principio que el caso está políticamente motivado por la filtración de miles de cables confidenciales de la diplomacia estadounidense y documentos secretos sobre las guerras de Irak y de Afganistán.
La defensa se esfuerza desde el lunes por demostrar la falta de credibilidad de estas acusaciones y de la demanda de extradición presentada por la fiscalía sueca, que estiman que no es más que un paso previo antes de su entrega a Estados Unidos, donde correría el riesgo de ser condenado a la pena de muerte.
La fiscalía, que todavía no le ha acusado formalmente, sueca no le ha acusado formalmente y sólo le busca para interrogarle por los cuatro delitos que le reprocha (uno de «violación» y los otros tres de «acoso sexual»).
El ex fiscal sueco Sven Erik Alhem, que declaró este martes como testigo de la defensa, estimó que la fiscal sueca Marianne Ny no necesitaba extraditarle para interrogarle. «No entiendo por qué no se puede interrogar a Assange en este país, si las autoridades británicas autorizan este tipo de vista», dijo Alhem, hoy analista jurídico, a través de un intérprete.
El testigo criticó igualmente a la fiscalía por haber identificado a Assange como sospechoso de violación, práctica inhabitual en Suecia, donde los acusados de este tipo de delitos son encarcelados y juzgados a puerta cerrada.
Este había sido uno de los principales argumentos presentados el lunes por la defensa. «Existe un riesgo de flagrante denegación de justicia porque el juicio será secreto, será encarcelado sin posibilidad de fianza en condiciones que han sido condenadas por la Comisión Europea y hay un verdadero riesgo de prejuicio mediático» dada la notoriedad del caso, declaró Geoffrey Robertson.
Fuentes judiciales indicaron que el juez Howard Riddle, que transfirió el caso a este tribunal mayor de las afueras de Londres debido al interés que suscitó entre la prensa, no debería anunciar su decisión en esta jornada.
Esta, sin embargo, no será decisiva, puesto que el australiano dispone de numerosas posibilidades de apelación, y el caso podría durar meses.
Mientras tanto, regresará a la mansión de su amigo Vaughan Smith situada en el campo, a unos 200 kilómetros de Londres, donde vive prácticamente recluido desde que, tras nueve días de detención, fue liberado bajo fianza y con condiciones el pasado 16 de diciembre.