En el Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, la interna policial, sigue siendo una cuestión del día a día, y el Superministro en lugar de enfrentarla sigue mirando para otro lado, simplemente porque cree que su guerra no es la interna policial, sino la que mantiene con la Ministra Garré
Por Mario Baudry
Corrían los primeros días del año 2011, y la provincia de Buenos Aires veía como una ola de inseguridad, que iba ganando las tapas de los medios de comunicación, hechos que originaron un importante grado de nerviosismo en el Gobierno, a sabiendas de que no eran hechos casuales, sino parte de una interna policial donde todos se tiran con los muertos ajenos.
Mientras tanto Ricardo Casal el Superministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires descansaba plácidamente en la reposeras que había puesto en el frente de su casa de Pinamar, que da sobre el mar, frente al Balneario de CR, donde se lo veía distendido y alegre, con una vista hermosa del mar, era lógico, estaba seguro, tenía una hermosa casa producto de su trabajo de abogado y cuatro custodios de la Bonaerense, que están con él, a los que le alquilo una casa contigua para que estén cuidándolo en sus días de descanso en Pinamar.
Unos días antes de navidad, lo llama uno de sus asistentes para preguntarle “que había recibido un llamado de gobernación” diciéndole que “… los informes que mandaba todos los días Paggi al Gobernador, también debía mandárselos a la ministra Garre…”, el Ministro Casal estaba desconcertado, porque la primer pregunta que le realizo a su asistente fue, ¿de qué informes me hablas?, el asistente no le contesto, solo le dijo que no sabía, que le habían trasmitido eso, y que quería saber si le pasaba el teléfono y el mail de Garre al Jefe Paggi, el Superministro Casal después de varios gritos le dijo que no, que no pase ningún dato sin su previa autorización.
Ricardo Casal un rato después en soledad, se dio cuenta de la gravedad del hecho: lo estaban puenteando. Todos los días le pasaban un informe con el tema de seguridad al Gobernador que él no recibía, y ahora no solo eso, ese informe también lo iba a tener su archienemiga Garre.
En ese instante el Ministro comprendió, porque muchas veces el Gobernador lo llamaba para preguntarle por algún hecho de inseguridad, y se preguntaba ¿cómo se enteraba el Gobernador de ese hecho? Si él no se lo había contado. Casal se conformaba pensando que la gente de prensa del Gobernador era mejor que la de él, lo que no sabía era que antes de llamarlo a él por los hechos de inseguridad, lo llamaban al Gobernador, ahí comprendió que el siempre se entera después.
Ante esta situación, el Ministro Casal un hombre rápido en reflejos decidió tomar el toro por las astas, y darle una solución rápida, propia de un hombre de acción, tenía dos opciones, enfrentar a Paggi, por los informes que pasaba sin su autorización, despedirlo, y decirle que el Ministro es él, y no otro, y que la información solo se la debían pasar a él.
La otra opción era echar al mensajero para que nadie se entere de la situación comprometida en la que estaba. El Ministro Casal tomo la decisión más fácil y menos traumática de todas, la decisión que no lo obligaba a dar ningún tipo de explicación, y la que él pensó que a ningún Subsecretario le importaría, y que no lo enfrentaría con Paggi o con el Gobernador, y mucho menos con Garre. Casal corto por lo sano, hecho al pobre “Mensajero”, que lo único malo que había hecho era tratar de avisar a su jefe del pedido de Gobernación.
El Ministro Casal recordó sus años de juventud mirando “Los autos Locos” donde el intrépido de “Piere Nodoyuna” junto con su fiel asistente “Patán” trataban de atrapar al “Palomo Mensajero”, mientras con su distracción Penelope Glamur ganaba la carrera.
Mientras tanto en el Ministerio, los informes se siguen pasando, el Ministro siempre se entera en segundo término de las cosas, si es que se se entera. La guerra interna entre la cúpula sigue estando, y el asistente del ministro “El mensajero”, es un desocupado más que anda buscando trabajo.
mariobaudry@multimedioscna.com