La presunta venta de un bebe reveló el secreto de la «mansión verde»

En una casona del barrio Las Lomas había un invernadero y más de 50 kilos de droga; una pareja, detenida

El martes a la mañana, una chica dio a luz por cesárea a un saludable varón. Pero no fue para ella un acto de alegría; ni siquiera quiso conocerlo: «No quiero tenerlo… el hombre se va a hacer cargo», dijo a quienes la asistían en la sala de neonatología del Sanatorio de la Trinidad de San Isidro. El «hombre», que decía ser el padre biológico del recién nacido, era quien había pagado los gastos del parto y de la internación de la madre adolescente, que llegó para dar a luz desde Formosa, acompañada por su propia madre.

La investigación, que comenzó por las sospechas de los propios neonatólogos, que intuían estar ante un caso de tráfico de bebes, terminó ayer a la mañana de forma absolutamente inesperada. La búsqueda de papeles que permitieran dilucidar la presunta compraventa ilegal del recién nacido reveló el secreto que se escondía detrás de la frugal y señorial fachada de la casona de Laprida 1263, en el barrio de Las Lomas: un cuarto grande acondicionado para la producción a gran escala de marihuana.

No sólo había decenas de plantas de Cannabis sativa de distintos tamaños que crecían en un ambiente de temperatura y luz controladas, entre cañerías, tanques y soportes instalados con alta eficiencia. La policía encontró también hojas picadas, secas y empaquetadas: 50 kilos de droga listos para su distribución y venta.

El «hombre», Jorge Gayoso, de 35 años, y su esposa, Vanesa Yanina Prata, de 38, que trabajaba como psicóloga en el Centro Educativo Facilitador del Aprendizaje de San Isidro, fueron aprehendidos en la causa, bautizada por la policía Mansión Verde. La madre de la adolescente que dio a luz quedó imputada por la causa del presunto tráfico humano ilegal -por el delito de supresión de identidad-, aunque no está detenida; el bebe, previa gestión del municipio de San Isidro, quedó bajo la guarda de una familia de acogimiento.

Gayoso había pedido presupuesto y pagado 60.000 pesos por adelantado para los costos del parto y la reserva de dos habitaciones contiguas en la clínica. La chica dio a luz el martes y ya le habían comprado un pasaje de vuelta a Formosa para este domingo. Ni quiso ver al niño al que había dado a luz; pidió que se lo llevaran al «padre», en la habitación de al lado. A Gayoso ahora le harán un estudio de ADN para saber si, efectivamente, tiene relación de sangre con el niño. La situación despertó las sospechas de la jefa de Neonatología de la Trinidad, que dio aviso a la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia de San Isidro.

Todo se precipitó. Al día siguiente, a las 15, Gayoso estaba en la clínica y vio llegar a la policía. Salió rápidamente. Los efectivos lo siguieron hasta la casona de la calle Laprida. Lo dejaron estar ahí, con su esposa, mientras preparaban el allanamiento, que comenzó a las 19 y se extendió, como consecuencia del inesperado hallazgo, hasta las nueve de la mañana de ayer.

La policía encontró los estudios médicos hechos a la embarazada y el pasaje de vuelta a Formosa. Cuando la requisa en busca de más documentación sobre la presunta venta del bebe llegó hasta una habitación del fondo, el frío del invierno dio paso a un clima subtropical. Allí, potentes lámparas que daban luz y calor a medio centenar de plantas de marihuana, algunas de casi dos metros de alto.

Las tres habitaciones del fondo estaban destinadas a la producción de droga: una, para la germinación; otra, para la floración, y una tercera para la cosecha, según explicaron fuentes policiales. El invernadero incluía un sofisticado método de riego.

Las habitaciones se comunicaban con la casa a través de una puerta ciega que había en el living y estaba cerrada con candado. Entre plantas grandes y plantines, eran alrededor de 50. También se secuestró droga preparada para ser comercializada: entre 45 y 50 kilos. Todo embolsado al vacío. Tenían un invernáculo de alta tecnología», dijo a LA NACION el comisario Sergio Rodríguez, jefe de la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) de San Isidro.

«La cultivaban y la vendían a domicilio en distintas zonas de San Isidro. Es un verdadero búnker de cultivo de marihuana. Investigamos si la pareja que vivía en la residencia forma parte de una organización internacional», detalló Rodríguez.

En el auto de Gayoso, la policía encontró un revólver calibre 357 Magnum y una mochila con dinero en efectivo que, se sospecha, sería producto de cobranzas de la venta de droga. También se llevaron de la casa agendas y cuadernos con anotaciones de las ventas y la distribución, que aparentemente también realizaban a través de un servicio de mensajería con motoqueros. Encontraron, además, estudios médicos que demuestran que Gayoso y Prata tenían dificultades para tener hijos y se habían sometido sin éxito a tratamientos de fertilización asistida.

Florencia, vecina que vive en un chalet lindero al caserón de Laprida 1263, dijo a LA NACION sobre la pareja detenida: «Era un matrimonio muy amable. Parecían buena gente; incluso tenían dos perros labradores a los que paseaban a diario. Unos pocos días después de mudarse Gayoso golpeó a la puerta de mi casa; traía un vino de regalo. «Por los ruidos que hicimos, les pedimos disculpas por las molestias», nos dijo». Florencia pensó que era por la remodelación propia de la mudanza. Y no, era la construcción del invernadero.

Fuente: La Nación