El auto de la compañía, una compleja decisión en la gestión de beneficios

Mientras que los ejecutivos se niegan a bajar de categoría, desde RR.HH. se hacen malabares para mantener las mismas condiciones.
Son un símbolo de status, una herramienta de trabajo y, sobre todo, un beneficio del paquete total de compensaciones que puede hacer que un profesional talentoso se incline por una oferta laboral u otra. Es por eso que las compañías tratan de resguardar a toda costa el valor del auto que ofrecen a sus ejecutivos.

Desde que a fines de 2013 la modificación por ley de los impuestos internos a objetos suntuarios disparó hacia arriba los costos de los autos de alta gama y hacia abajo sus ventas, las empresas vienen actualizando sus presupuestos asignados a este beneficio para evitar su depreciación. Según un reciente informe de Towers Watson, el 78% de una muestra de 89 compañías brinda este beneficio. Y de ellas, el 42% ya hizo su revisión porque la pautan de forma anual y el 58% lo hará entre este año y el que viene.

Con más o menos inversión, la mayoría de las compañías hicieron el ajuste que requería el mercado; es decir que casi ninguna optó por pedirles a sus ejecutivos que al renovar el vehículo bajasen de categoría. Es que el beneficio del auto-compañía es uno de los más apreciados por los gerentes, directores y CEO que lo reciben. A ese nivel, según Lisandro Echeverría, director de Recursos Humanos, Legales e Institucionales de Scania, se trata de un beneficio tan valorado como el plan de pensiones. Ofrecer o no un buen auto a los directivos determina cuán competitivo es el paquete salarial total.

«Al principio las empresas no hacían nada previendo que el impuesto desaparecería o que los precios bajarían, pero no pasó», señala Marcela Angeli, directora de Gestión de Talentos y Compensaciones de Towers Watson. La primera modificación del impuesto, en enero de 2014, determinó que los vehículos de entre $ 170.000 y $ 210.000 pesos fueran gravados con el 30% y los que superaran ese valor, con el 50 por ciento.

En enero pasado se produjo una actualización y determina que los automóviles que costaban a partir de $ 195.999 pagaran una tasa del 30% y los que superasen los $ 241.500, el 50 por ciento. A principios de este mes se comunicó un nuevo ajuste que determinó que hasta el 31 de diciembre próximo el piso a partir del cual se pagará el impuesto es de $225.000. Por primera vez se distingue entre vehículos nacionales e importados. Las operaciones de autos importados que lleguen hasta $ 278.000 tendrán un gravamen del 30% y las que superen ese momento, del 50%. En el caso de los vehículos de fabricación nacional los gravámenes serán del 10% y el 30%, respectivamente. Consultada sobre las nuevas medidas, Angeli opina que probablemente el impacto de este nuevo cambio se vea más en la elección de las personas de forma privada, que en las políticas de las empresas.

Hoy el auto de los gerentes generales vale alrededor de US$ 75.000. El de los directores, US$ 65.000, y el de los gerente senior, US$ 45.000. Para otros niveles gerenciales se destina US$ 38.000 en promedio, según Towers Watson.

«Muchas empresas tuvieron que repensar el beneficio para renovar el auto porque les salía entre un 60% y 70% más», dice Valeria Bohorquez, líder del Negocio de Información de Mercer. Según la consultora, más del 70% de 43 compañías afectadas por el impuesto a los autos de lujo piensa hacer cambios a su política manteniendo el modelo vigente o modificando el monto para que el ejecutivo acceda a un auto similar al que tenía.

Sin embargo, Bohorquez afirma que «son varias las compañías que patearon la pelota para adelante» y que fueron los mismos directivos a los que les tocaba renovar los que pidieron aplazar el cambio porque hay modelos en falta por limitaciones de importaciones. Los directores no quieren bajar ni un escalón en la calidad del auto que les dan. Es que tener un auto con los gastos pagos no sólo implica mucho dinero, sino que es un símbolo de status.
En las empresas

«El primer impacto del impuesto fue que los autos que se tenían que renovar el año pasado no se renovaron y este año damos la opción a quienes deben renovarlo de elegir un auto con tope que no llega a pagar impuestos», explica Echeverría. La firma da este beneficio a alrededor de 30 profesionales, entre directores y gerentes. Solía tratarse de Volkswagen Passat y Vento, respectivamente.

Echeverría dice que hoy la situación es un poco mejor que a fines del año pasado. «En ese entonces, el Gobierno aún no había modificado el tope del impuesto y éste afectaba también a autos de mediana gama. La oferta era limitada. Ahora que es un poquito mejor pudimos dar la opción de recambio con tope», señala Echeverría. En Scania varios directivos prefirieron demorar el recambio, mientras que entre los gerentes la opción estuvo más dividida porque la principal diferencia respecto del auto que pueden adquirir es de equipamiento y no de modelo.

«La expectativa que tienen algunos ejecutivos es que con un cambio de rumbo mejoren las inversiones en el país, desaparezca el doble tipo de cambio y se vayan corrigiendo otras cosas. Los ejecutivos toman el tema del impuesto como algo fuera de lo habitual que tiene que ver con el contexto», explica Bohorquez sobre la decisión de esperar antes de hacer el cambio.

Motorola Mobility ofrece este beneficio a 15 profesionales de nivel de conducción. Ellos pueden elegir la marca y modelo que quieran siempre y cuando respeten el presupuesto asignado y no se trate de autos de dos puertas, Cabriolet o Hummer. «Hay modelos y marcas para los que hay lista de espera. La gente termina adaptándose a lo que consigue», dice Valeria Tourret, gerenta regional de Recursos Humanos de la compañía de equipos de telecomunicaciones.

Al finalizar los tres o cuatro años establecidos para el recambio, los ejecutivos tienen la opción de comprar los vehículos con un descuento. Es un muy buen negocio para el empleado. Motorola da un descuento del 30% por autos que han sido usados cuatro años. «La operación de compra debe ser a nombre del empleado, pero después no hay requisitos para el destino que le den al auto», dice Tourret. Esta opción no suele ser desaprovechada por los usuarios, pero si no quieren el auto éste se licita entre el resto del personal de la empresa. De hecho, dice Angeli que esta opción se está extendiendo: mientras hace cinco años alrededor del 35% de las organizaciones daban la opción de compra, hoy rondan el 55%.

Un beneficio menos extendido es el préstamo para compra. Algunas empresas lo ofrecen a niveles gerenciales a los que no asignan autos y otras lo destinan a profesionales del área de Ventas que usan el auto como herramienta de trabajo.

Por razones obvias, el auto-compañía está más extendido en la industria automotriz donde se llegan a entregar dos vehículos a algunos profesionales. Según la muestra de Mercer, todas las empresas dan vehículos a sus directores generales, directores y gerentes senior. El 77% de las firmas da algún tipo de beneficio relacionado con el auto a los gerentes, ya sean préstamos, reembolsos por kilómetros realizados con el auto propio o car allowance, es decir una asignación para combustible y mantenimiento. La modalidad más prevalente de esta política es determinar un valor en dólares según el nivel de la organización..

Fuente: La Nacion