Un oncólogo irá a prisión por aplicar quimioterapia a pacientes sanos

El juez federal Paul Borman escuchó de pacientes testimonios sobre huesos quebradizos y órganos destruidos por la quimioterapia excesiva recetada por el médico Farid Fata.

Un oncólogo de la zona de Detroit fue condenado ayer a 45 años de prisión por lo que un juez calificó de «horrenda» estafa a medio millar de pacientes a los que sometió a tratamientos innecesarios que destrozaron su salud, así como a compañías de seguros a las que cobró millones de dólares.

El juez federal Paul Borman escuchó de pacientes testimonios sobre huesos quebradizos y órganos destruidos por la quimioterapia excesiva recetada por Farid Fata.

Fata «suprimió toda la compasión que poseía como médico y se dedicó a ganar dinero», dijo Borman. Cometió una «serie enorme, horrenda de actos criminales».

Fata, de 50 años, casado y con dos hijos, no presentó argumentos antes de recibir su sentencia. Durante toda la semana asistió impávido a su juicio, pero estalló en llanto al pedir clemencia el miércoles.

«Abusé de mi talento, sí, y permití que este pecado penetrara en mí por poder y avidez», dijo Fata. «Mi ansia de poder es autodestructiva». Dijo que sus pacientes llamaban a su puerta en busca de «atención compasiva, pero fracasé, sí, fracasé».

El médico pidió clemencia al juez, pero éste se la negó, recordándole que había sumido en una «vida de sufrimiento» a sus pacientes.

Fata se declaró culpable el año pasado de fraude, lavado de dinero y asociación ilícita. Borman dedicó buena parte de la semana a escuchar testimonios sobre los tratamientos. Los pacientes o familiares contrataron un micro para concurrir al tribunal.

«Hizo presa de nuestra confianza, nuestro agotamiento, nuestros miedos», dijo Ellen Piligiam, cuyo difunto padre, un médico, recibió drogas poderosas que no necesitaba para tratar un tumor en un hombro.

La fiscal Catherine Dick había pedido una pena de 175 años de cárcel.

El gobierno identificó a 553 víctimas, junto con compañías de seguros. Medicare, el programa gubernamental de asistencia médica para los ancianos y las aseguradoras le pagaron al menos 17 millones de dólares a Fata por su concurso en esos casos.

Se le darán por cumplidos dos años de su condena desde su arresto en 2013 y se podría reducir su sentencia por buena conducta.

Su clínica, Michigan Hematology Oncology, tenía siete consultorios en Detroit y una compañía asociada que realizaba exámenes oncológicos.

Algunas de sus víctimas y familiares de fallecidos asistieron a la lectura de la sentencia con vestimenta de color amarillo brillante para simbolizar el último día que Fata vería el Sol.

Pero después de la sentencia, algunos expresaron su enojo y tristeza. «No es suficiente» castigo, dijo Geraldine Parkin, cuyo marido se sometió a sesiones de quimioterapia que no eran necesarias. Ella, como muchos otros, quería que el juez le impusiera al médico la pena máxima posible de 175 años; Los abogados de Fata habían pedido 25.

«Esperábamos más», dijo Steve Flagg, cuya esposa, Mónica, testificó sobre el aprendizaje de su diagnóstico erróneo después de sufrir la fractura de una pierna.

La fiscal general Barbara McQuade, del Distrito Este de Michigan, consideró que Fata «fue artífice del caso de fraude médico más grave en la historia del país». «El tipo de daño físico que hemos visto en este caso es impresionante», dijo. «Fata dio veneno a muchos pacientes, no para que tengan vida sino para que él hiciera dinero».

Pablo Abbate, agente de la oficina de Detroit del FBI, dijo que Fata «tiene un lugar entre los peores delincuentes», porque explotó la voluntad de vivir de las víctimas.

Una veintena de pacientes subieron al estrado para testificar cómo Fata les había robado su salud, su dinero y su confianza. Hablaban del temor a la muerte, y de la quimioterapia dolorosa y en algunos casos peligrosa que innecesariamente arruinó sus cuerpos.

Las víctimas tendrán derecho a participar en el decomiso de las ganancias de Fata.