Lo fueron a buscar pero no lo encontraron

Allanaron la casa de uno de los sobrinos de los jubilados asesinados en Tolosa, pero no estaba allí. Lo incrimina una huella dactilar

Gustavo Ludueña tiene 36 años, vive en Los Polvorines y es el principal sospechoso del doble homicidio perpetrado la semana pasada contra un matrimonio de jubilados en Tolosa; ayer lo fueron a buscar a su casa de la mencionada localidad bonaerense, pero no pudieron encontrarlo, informaron fuentes calificadas con intervención en la causa.

El principal indicio que llevó al sujeto, sobrino de María Esther Paz (71), una de las víctimas, es una huella digital que apareció “en el parabrisas” del Renault Logan modelo 2014, propiedad de los damnificados.

El coche había sido limpiado recientemente por la mujer, por lo que esa evidencia tendría relación directa con los homicidios. El hombre, Aldo Zárate (75), fue degollado en el garaje y su cuerpo quedó pegado al vehículo, por lo que los investigadores sospechan que el asesino “dejó la huella al apoyarse en el parabrisa para pasar” por encima del cadáver.

Con ese dato, más la información de que Ludueña arrastra “varias e importantes deudas” que no puede saldar y que sería el móvil de los crímenes, agentes de la DDI local se movilizaron ayer hacia Los Polvorines, luego de que la orden de detención pedida por el titular de la UFI 4, Fernando Cartasegna, haya sido avalada por el Juez de Garantías, Guillermo Atencio.

Los delitos que deberá afrontar el imputado cuando sea capturado es el de “doble homicidio”, aunque la carátula se le agravará a “doble homicidio agravado por ensañamiento y alevosía”.

Esto se debe a la mecánica empleada para asesinar a los jubilados. Quedó establecido que a Zárate lo mató primero, degollándolo en el garaje y sorprendiéndolo por la espalda, mientras que a Paz la torturó hasta la muerte. Le aplicó tres puntazos en el pecho y otras puñaladas y golpes en la cabeza de manera alternada y que terminaron siendo letales, para cortarle luego el cuello.

Por último, un vocero con intervención en la causa manifestó que los 130 mil pesos que aparecieron en la cocina de la casa de 2 entre 521 y 522 estaban en el interior de una “canastita de mimbre” escondida con “trapos sucios y zapatos viejos”, pasando desapercibida.

Fuente: Diario HoY