Carlitos, el orgullo de Fuerte Apache

Muy lejos de Berlín donde se jugará el sábado la final de la Liga de Campeones de Europa, en “Fuerte Apache”, el duelo de argentinos entre Lio Messi y Carlos Tevez se palpita como un superclásico local.

Pero la balanza se inclina por su hijo pródigo, la estrella del club italiano, la Juventus. A Messi, nacido hace 27 años en Rosario, y radicado en España desde pequeño, se lo admira por su juego exquisito pero se lo siente más distante y algunos le reprochan su desempeño con la albiceleste.

“¡Cómo no vamos a quererlo a Tevez. Tener un jugador así, salido de nuestro barrio!”, reivindicó Roger “Didí” Ruiz, el entrenador con el que el ahora delantero de la Juventus dio sus primeros pasos futbolísticos hace 27 años.

“Didí”, tiene 72 años y, aquejado por algunos problemas de salud, se emociona hasta las lágrimas cuando evoca los tiempos en que aconsejaba a Tevez. “Él tenía 4 años cuando empezó conmigo. Era pícaro, tenía ganas” recordó este padre de 10 hijos y abuelo “de un montón de nietos con los que podría formar tres equipos”.

Tevez “ponía garra, tenía condiciones, le gustaba jugar de 10 o de 9; empezó a crecer y a mostrar cada vez más”, dijo Didí. Allí donde empezó su leyenda, en un campo de tierra, árboles y piedras, hay desde 2009 una cancha alambrada de césped sintético e incluso con baños y duchas. Es el club El Apache, apadrinado por el astro de 31 años. “Sueñen chicos que se puede”, se lee sobre una fotografía que reúne al orgulloso dueño de casa con su discípulo más célebre.

En el barrio Ejército de los Andes, con unos 80.000 habitantes, bautizado “Fuerte Apache” por un periodista argentino que cubría un violento hecho policial en ese sitio, Tevez parece familiar de todos.

“Acá todos tiramos para Tevez, hinchamos (hacemos fuerza) por él. Es del barrio y es amigo de mi hijo”, afirma Rubén Sosa, de 48 años, entrenador en Mi Refugio, otra pequeña cancha.

Basilio Delgado, un vigilante de 64 años, que se ofreció para guiarnos hasta el enorme mural que celebra a un Tevez albiceleste, cuenta que su hijo y su sobrino jugaban con él. “Tevez conoce a todos aquí. El éxito no se le subió a la cabeza y ayuda un montón. No se olvidó del barrio de donde salió”, subraya ufano.

En la cancha de Didí, rodeada de los bloques de departamentos populares y descascarados que albergaron la dura infancia del “Apache”, una decena de adolescentes juega al fútbol toda la mañana antes de ir al colegio.

Según dicen, ninguno se perderá el partido. “¡Vamos a ganar la Champion!”, declara Santiago Cosceari, de 13 años. “A mí me gusta Tevez por lo humilde que era y cómo creció y porque era de acá”, agrega este hincha de Boca, como su ídolo, con quien se sacó una foto en la última visita al barrio.

En cambio, casi como un extraterrestre en estas tierras, Enzo Galeano, 15 años, se confiesa hincha de River y admite que se inclina por el astro del Barcelona: “Para mí gana Messi. Barcelona tiene un equipazo”, lanzó.

Según Didí, Tevez “tiene mucha potencia; Messi tiene habilidad. La suerte nuestra es que los dos son argentinos. ¡Cuántos países quisieran tener chicos como esos!”, exclama pero ruega a “Dios y la virgen que gane Tevez”.

De Messi, espera que “»juegue bien en la selección y que traigamos, de Chile, la Copa América”.

Pero Tevez, el “jugador del pueblo”, no sólo conquista los corazones de su barrio. En Buenos Aires, la mayoría tiene una debilidad por él.

Fuente: Ámbito