Antes de los incidentes, River había eliminado futbolísticamente A Boca. El Muñeco Ganó el duelo estratégico contra el mejor de la fase de grupos.
El comunicado oficial de la Conmebol anunció que Boca quedó descalificado de la Copa Libertadores. No menciona a River, aunque por carácter transitivo sea el rival de Cruzeiro en cuartos de final. Se definió en el escritorio, dirán. Los incidentes y reuniones (negociaciones) que amagaban con ser eternas tapan y taparán lo que había pasado en el cancha cuando nadie imaginaba la intervención de los de afuera. Quedará en el olvido, probablemente. Pero antes de que Juan Angel Napout y compañía bajaran el martillo, River había eliminado futbolísticamente a Boca en los 135 minutos de juego. Y la figura del ganador fue Marcelo Gallardo.
Parecía demagogo el Muñeco cuando en la entrevista con Olé , previa a la trilogía, contaba que le gustaba más enfrentar a este Boca que al que había sacado de la Sudamericana. Un mayor desafío por la propuesta colectiva y la calidad individual de los rivales eran sus argumentos. Los hechos no sólo le dan la razón: también lo ubican como uno de los mejores estrategas del fútbol argentino. El 5-0 del verano le sirvió para entender que no le podía volver a jugar de igual a igual. Justo a tiempo. Lo obligó a pensar -y a superarse. Boca podrá tener más y mejores jugadores en su plantel, pero demostraron estar lejos del convencimiento que mostró River en la serie. En el primer partido, la decisión de poner doble 5 parecía mandar un mensaje combativo, pero eso era sólo la espuma. Ponzio, el volante central que acompañó a Kranevitter, se ubicó posicionalmente como enlace. Si Gago es el eje futbolístico de los de Arruabarrena, no le iba a dejar tocar la pelota. Si los condimentos externos y la pierna fuerte suelen sacarlo de su eje, Ponzio y sus compañeros se turnarían para cortarlo (e irritarlo) sistemáticamente. No fueron sus únicos aciertos. La escasez de variantes en el plantel lo obligó a improvisar un lateral derecho ante la suspensión de Mercado. Se la jugó con Mammana, como lo había hecho en la final de la Sudamericana. Y el pibito fue una muralla. Mientras tanto, el Vasco decidió continuar con la rotación y puso a Calleri en lugar de Osvaldo y a Marín por Peruzzi. El lateral hizo el penal que Sánchez cambió por gol…
“En nuestra cancha y con nuestra gente trataremos de darlo vuelta”, dijo Arruabarrena. En la Bombonera y con 50.000 hinchas, las condiciones las impuso River. Mora tapó a Gago, Martínez y Driussi bloquearon a los laterales y Boca se convirtió en un equipo larguísimo. El único tiro al arco en los 45 minutos que se jugaron fue producto de un esfuerzo individual de Osvaldo. Qué hubiese pasado si el partido continuaba es una incógnita. En lo que se puede analizar, el triunfo fue de Gallardo. Y por goleada.
Fuente: Olé