Del Sel despertó la polémica y hay testimonios cruzados por los «varillazos» del cura en la escuela

Un docente del colegio San Cayetano de Santa Fe salió a desmentir al candidato a gobernador por el Pro sobre los presuntos castigos que aplicaba el padre Tizio Gatti, fundador de la institución. Pero varios ex alumnos recuerdan que eran moneda corriente

«Cuando me porté mal en la escuela San Cayetano vino el cura Gatti y me llevaron a la dirección y me dieron dos varillazos en las patas. Terminé abanderado». Así recordaba la semana pasada el ex humorista y candidato a gobernador por el macrismo en Santa Fe, Miguel Del Sel, su paso por la escuela primaria. Lo hacía para sostener la idea de que hay que golpear a los chicos para corregir su comportamiento. «Mi papá me daba unos cintazos espectaculares y yo salí buen tipo», contó en un programa de televisión y generó un aluvión de críticas.

Si su padre le pegaba o no, sólo él lo sabe. Pero sobre lo que pasaba al interior de la escuela católica ubicada sobre la calle Paso, en la zona sur de la capital provincial, hay versiones cruzadas. Ayer, el secretario general del sindicato SADOP en Santa Fe y docente de la institución, Pedro Bayúgar, salió a negar las afirmaciones de Del Sel sobre los supuestos «varillazos» que aplicaba el cura Tizio Gatti a los alumnos.
«Miguel Del Sel miente, nunca fue abanderado de la escuela San Cayetano, como anda diciendo por ahí. Tampoco en esa escuela se tenía como metodología pedagógica pegarles varillazos a los alumnos, como los que Del Sel asegura que recibió. Esta es una falta de respeto hacia la escuela, a los docentes que lo educaron y hacia el padre Gatti, que la fundó. No se puede hacer política con la mentira», declaró Bayúgar al diario Página/12. Y añadió: «Es una ofensa a su memoria y a la escuela decir que allí se maltrataba a los chicos».
La entrevista que desmiente al ex Midachi tuvo gran repercusión en la provincia. E impulsó a una decena de ex alumnos a contradecir los dichos del docente con testimonios que revelan que el padre Gatti no sólo daba «varillazos», sino también bofetadas, coscorrones, y otros «correctivos». Incluso, recuerda un hombre, obligaba a los chicos a besarle la suela de sus zapatos.
«Una cagada me mandé seguro. No me acuerdo. Me llevó a su (o vaya a saber de quien era) despacho, me hizo poner la mano abierta sobre el escritorio. Recibí tres golpes con el canto de una regla de madera en los dedos. Dolió. Mucho», rememora en su blog Sergio Delfino, alumno del San Cayetano entre 1979 y 1981.
Su primo, dos años menor que él, también fue víctima del método pedagógico poco ortodoxo del padre Gatti. «El cura acostumbraba sentarse en una escalerita. Lo hizo ir hasta ese lugar y adelante de todos le pegó un cachetazo en la cara», relató. Y recordó que al ver la escena sus compañeros debieron contenerlo porque quiso golpear a Gatti.
«En otro recreo el cura estaba sentado en el mismo lugar. Otro pibe fue convocado a la escalerita. Esta vez el cura lo hizo arrodillar para que le bese la suela del zapato. Una vez que se levantaba también era «premiado» con un cachetazo», comenta.
Gustavo Kakazu, sushi man de Santa Fe, también se sintió interpelado por los dichos de Bayúgar y realizó su descargo, aunque aclaró que no busca contradecirlo porque, explica, quizás él lo conoció en otro momento y «tenía la mano más controlada».
«En mis recuerdos de infancia claramente guardo «correctivos» de todo tipo, donde no solo eran varillazos sino también coscorrones, cachetazos, bofetadas, etcétera», escribió Kakazu en su cuenta de Facebook y agregó que así y todo lo recuerda «con cariño». «Y no sufro síndrome de Estocolmo», suelta con ironía. «Simplemente quería manifestar mis recuerdos y obviamente no avalo ese tipo de prácticas, pero sí decir una verdad que sucedía y que muchos pueden avalar», señaló.
Su post disparó múltiples comentarios de gente que también recuerda la particular forma de enseñar que tenía el cura. Aunque no todos la sufrieron. Hay quienes salieron indemnes de sus castigos porque, aseguran «se portaban bien».
Otros aprovechan para sumar a la lista algún tipo de represalia que no fue mencionada. Cuenta alguien que no recuerda al cura con cariño que en el patio del colegio había un reclinatorio de cemento en el que Gatti «te hacia arrodillar» para rezar, no sin antes tirar arroz o maíz. «Teníamos pantalón corto, y ojito con acomodarte para correr los granos porque ahí iba encima el varillazo».
Algo de todo eso debe haber quedado fijado en el candidato a gobernador por el Pro, quien en el video de la polémica entrevista con el programa «Mesa de café» se pregunta ¿por qué los padres están tan permisivos?. «Hoy viene un pibe y por ahí lo escupe y le pega al padre pero dicen: ‘Bueno, pero es buen chico’. ¿Qué buen chico? Metele un buen cocazo y no jode más«, aconseja Del Sel.
 Fuente: INFOBAE