Por Nicolás Balinotti | LA NACION
Ya es una marca registrada. Antonio Caló opina sobre un tema y luego se desdice. Las intervenciones más célebres, que luego intentó en vano aclararlas, fueron cuando apoyó el reclamo salarial de los gendarmes o cuando admitió que «la economía del país está estancada». Esta semana, en el pico de tensión por la puja salarial, el jefe de la CGT oficialista blanqueó las imposiciones del Gobierno para que las paritarias no superen el 25 por ciento. Quiso ayer retractarse con una aclaración, en un intento de despegar a la Casa Rosada de las presiones salariales.
En plena negociación de su gremio, la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Caló estalló de broncacuando el ministro de Economía, Axel Kicillof, le ordenó que su acuerdo no fuera mayor a 25 por ciento. La pulseada salarial de la UOM estará paralizada hasta el miércoles. Hasta el momento, el gremio exigió un 32% en dos cuotas y recibió como oferta un 22 por ciento. Informalmente, hubo avances en dos sentidos: acordar un 28% en dos tramos o aplazar la negociación a junio con un pago a cuenta de $ 1200.
«No comparto que pongan techo a las paritarias. Siempre fueron libres, y más las de los sectores privados. Es lamentable. Nos dijeron que no podía ser más de 25%. Lo que salió en los diarios es verdad», reconoció Caló, derrotado e incómodo, el lunes pasado.
Ayer, su discurso dio un giro. «Techo no tengo, a lo mejor me interpretaron mal, dije que me enteré por los diarios. A mí nadie me pone techo», se plantó durante el congreso del PJ. Y justificó su pedido de un alza de 32%: «Los metalúrgicos están muy enojados porque la plata no les alcanza para vivir. Tienen salarios muy bajos».
Las aclaraciones de Caló caen en saco roto al revisar lo que sucedió con la paritaria del Sindicato de Empleados de Comercio. Tanto el gremio como la cámara empresarial reconocieron que habían acordado un 30% en dos cuotas y que el Ministerio de Trabajo no lo homologó. «Estamos en un limbo», dijo, desorientado, el empresario Carlos de la Vega. En tanto, el sindicalista Armando Cavalieri hizo blanco de sus críticas a Kicillof, a quien comparó con el menemista Domingo Cavallo por «imponer barrera a los salarios».
El intento de Caló de despegar al Gobierno de las tensiones paritarias no cayó del todo bien en el corazón de la UOM ni entre sus colegas de la CGT oficialista.
En su gremio temen que ceda a las presiones por su alineamiento con el kirchnerismo. Y en la central obrera, además, su liderazgo siempre fue cuestionado por sus conductas erráticas y la falta de logros. Sus críticos no tolerarán el silencio ante la intromisión del Gobierno en la negociación salarial con los empresarios..