“Hice todo lo que pude pero es evidente que no estaba bien. Tuve un problema al principio y luego el partido ya estaba casi terminado. No puedo decir qué problema tengo porque ni yo mismo lo sé”. Con una bronca enorme y con una lesión muscular en el muslo izquierdo, Rafael Nadal enfrentó a los periodistas tras despedirse del Abierto de Australia.
Sí, sucedió lo impensado: David Ferrer le ganó por 6-4, 6-2 y 6-3 en los cuartos de final y lo dejó sin la posibilidad de ganar su cuarto torneo grande en forma consecutiva -venía de ser el rey de Roland Garros, Wimbledon y Flushing Meadows- y le truncó, además, la chance de obtener el Grand Slam en 2011. Será otra vez… ¿Será? El rival de Ferrer, que todavía no puede creer el batacazo que dio -será su segunda semifinal en un Grand Slam-, será el escocés Andy Murray. El británico terminó con la aventura del ucraniano Alexandr Dolgopolov, por 7-5, 6-3, 6-7 (3) y 6-3.
Esta madrugada se definía el primer finalista con el imperdible duelo entre el suizo Roger Federer y el serbio Novak Djokovic. Saben que Nadal ya no está en el camino.
Fuente: La Razón