Manuel Roseo no tenía apuro. Era sencillo, tan simple como cualquiera de sus peones. Y eso no le importaba, todo lo contrario. “Como no tengo hijos, puedo darme el lujo de vivir mal”, contestó en una entrevista hace ya unos 11 años. Su mujer, Nelly Bartolomé, era igual. Y feliz. La muerte de ambos también fue liviana como su vida: entraron sin forcejear ninguna puerta o ventana, los torturaron y los asfixiaron con una bolsa.
Eso fue todo en lo que consistió el crimen del terrateniente más adinerado y legendario de Castelli. No, mejor dicho el más importante de la región… El resultado de este crimen fueron 250 mil hectáreas valuadas en miles de millones, ningún heredero, pocos sospechosos y sólo un detenido.
El hombre, de 75 años, fue encontrado muerto el pasado jueves 13 de enero en una habitación de su vivienda de Castelli, a 300 kilómetros de Resistencia. A su lado estaba su mujer, la docente jubilada que era su fiel compañera. El viernes pasado, la Justicia chaqueña detuvo a un sospechoso, quien tenía 4000 pesos que serían el abono por haber matado a la pareja. Es, este supuesto asesinano, la coartada para llegar al autor intelectual de este caso.
Algunos allegados a las víctimas comentaron que recibían periódicamente ofertas millonarias por la estancia o por – al menos – algunas hectáreas. Pero Roseo siempre se negaba.
El diario Clarín planteó que se habla de una “organización de empresarios, abogados y escribanos que habría operado para concretar ventas fraudulentas de predios de Roseo, sin su conocimiento ni consentimiento”.
Sin embargo, nada de eso está verificado. Lo único que la Justicia tiene claro es que habría sido un crimen por encargo, ideado por un grupo o una persona que pretende quedarse con las tierras. “En la Justicia siguen revisando las operaciones inmobiliarias de los últimos años con tierras de “La Fidelidad” (así se llamaban las hectáreas de la estancia). Creen que en algún pliego de ellas está la clave de lo ocurrido”, concluyó el matutino.
Fuente: TN