Mía, la beba de ocho meses que fue violada y atacada por sus padres, falleció en el hospital de Niños. Medio año atrás, un caso tan similar que asusta, tuvo como víctima a una nena de tres años en Berisso
Tuvieron que pasar apenas cinco meses para que se repita la tragedia, con una víctima inocente de apenas ocho meses y sus padres sospechosos de un salvaje y vil ataque. Las similitudes entre un hecho y otro son alarmantes y escalofriantes: ambas eran criaturas, compartían el nombre y fueron supuestamente agredidas por aquellos sujetos que deberían cuidarlas y protegerlas.
El milagro de Mía no llegó, y la beba de ocho meses que ingresó el pasado lunes a la noche al hospital de Niños con un cuadro sumamente grave, golpeada y violada, falleció ayer al mediodía, producto de las severas lesiones padecidas. Por el hecho se encuentran demorados sus padres, una empleada de supermercado de 19 años y un albañil de 22, luego de que su historia acerca de lo que había ocurrido con la nena sonara absurda y poco verosímil.
El aberrante hecho tiene enormes coincidencias con otro no lejano en el tiempo; a fines de septiembre, la damnificada fue otra menor, en este caso de tres años y también llamada Mía. Ella estuvo 20 días internada luego de haber sufrido un cobarde ataque por parte de su madre, de 21 años, y la pareja de ésta, de 30, en una casa de Los Talas. Ellos también argumentaron una excusa endeble y dijeron que había sufrido un accidente doméstico. Claro que los médicos, en primer término, y los investigadores después dudaron ante las heridas de la víctima: tenía hematomas en todo el cuerpo (sobre todo en cara, cabeza, dorso y pelvis), lesiones genitales (luego se estableció que había sido abusada anal y vaginalmente, según le contó a Trama Urbana el padre biológico de Mía), fractura de cúbito y radio de vieja data y otra antigua fractura en un brazo, además de otras en costillas. Con muerte cerebral y escaso funcionamiento de los pulmones y riñones, fue desconectada del respirador artificial.
“Se me cayó”
Coincidentemente, los padres de Mía, la nueva víctima de violencia intrafamiliar, pretendieron explicar las heridas de su hija con un accidente ocurrido durante la noche del lunes. El padre relató que la tenía en brazos cuando se le cayó, por lo que junto a su señora la llevaron de manera urgente al hospital de Brandsen, donde ocurrió el hecho y de donde son oriundos, ya que perdía “mucha sangre de la boca”, indicó un pesquisa. Desde ese nosocomio la trasladaron a La Plata, debido a las gravísimas heridas, y las autoridades del Sor María Ludovica se comunicaron mientras tanto con la Policía, ya que sospechaban que podrían recibir un caso de maltrato infantil severo. De esta manera, ante el arribo de la beba y sus padres, se demoró a estos últimos para someterlos a una serie de preguntas.
Mía, por su parte, fue internada y desde las primeras horas los médicos advirtieron que su estado era “gravísimo e irreversible” y poco después argumentaron que tenía “muerte cerebral”. En el parte policial se indicó que la beba presentaba “lesiones a nivel vaginal y anal”, producidas por un elemento similar al pene en erección, además de tener “golpes aplicados sobre su humanidad tanto en el cráneo como en otras partes del cuerpo”.
“Frialdad absoluta”
Los padres de Mía, la beba de ocho meses violada y asesinada a golpes, se presentarán hoy frente a la titular de la UFI número 5 para dar su testimonio, acusados de los gravísimos delitos de “abuso sexual con acceso carnal gravemente ultrajante y por haberse cometido por un familiar directo y homicidio agravado por el vínculo”, informaron fuentes judiciales.
“No intentaron desmentir los cargos ni justificarse”, relató un pesquisa sobre los padres de la menor, y agregó que “lo tomaron con una frialdad absoluta”.
Ambos vivían junto a la criatura en una casa de Brandsen ubicada en 115 entre 12 y 13. Justamente, mientras los agentes del Gabinete de Abusos Sexuales de la DDI de nuestra ciudad avanzaban en la investigación, sus pares de la comisaría de la mencionada localidad iniciaron un trabajo de campo, recolectando evidencias y testimonios. De esta manera, llegaron hasta una tía de la víctima, y de boca de ella se enteraron de que los golpes que recibía Mía no eran infrecuentes, sino todo lo contrario. “Dijo que la bebita era sometida en forma constante a golpes y malos tratos por parte de los padres”, resumió una fuente interviniente en el hecho. Justamente, los dichos de esta testigo se ajustan a las lesiones que la damnificada presentaba “en la zona del cráneo y el resto del cuerpo”.
Lo extraño, y lo que intentarán averiguar los pesquisas, es que no existe denuncia alguna efectuada por la tía de Mía, alertando a los uniformados de los violentos episodios a los que era sometida la menor, pese a que tenía conocimiento de ellos.
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