Sanaa, 12 feb (PL) Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) anunció hoy en medio de la crisis que atraviesa este país, que adhiere a Estado Islámico (EI) y adelantó preparativos para combatir al movimiento Ansar Allah, de la tribu huti.
AQPA es la síntesis de las ramas yemenita y saudita de la red creada por Osama bin Laden con ayuda de la CIA estadounidense y EI es el movimiento islamista que ocupa zonas en Iraq y Siria y cuenta con seguidores en Argelia, Túnez, Libia, Egipto y países del Sahel.
Hasta la difusión del comunicado, cuya veracidad es imposible de comprobar, el AQPA, integrada por musulmanes sunitas y combatido por los hutis, chiítas de la secta zaidita, rechazaba la tesis del califato propugnada por EI y había reiterado su lealtad a Al Qaeda y a su líder, Ayman al-Zawahiri.
Anunciamos la ruptura del juramente de obediencia al sheikh, guerrero santo y académico Ayman al Zawahiri y nos comprometemos a escuchar y obedecer al califa de los creyentes, Ibrahim Awad al Baghdadi, dice texto.
También anuncia la «formación de brigadas especializadas en golpear a los apóstatas» en esta capital y la provincia central de Dhamar.
Los movimientos islamistas, en particular los violentos, califican de takfiris (apóstatas, en árabe) a los musulmanes chiítas y a todos aquellos que no compartan sus tesis extremas.
De su lado, Ansar Allah calificó de injustificado el cierre de las embajadas de Estados Unidos, Francia, Reino Unido y la Unión Europea de cesar sus labores y repatriar a su personal diplomático.
Estas son decisiones diseñadas para presionar a nuestro pueblo, que es el autor de las grandes transformaciones en curso, dijo a la prensa en el director de Relaciones Exteriores de Ansar Allah, Hussein al Izzi.
La víspera, miles de personas recorrieron esta capital en manifestaciones organizadas por el Comité Revolucionario en respuesta al llamado del líder huti, Abdulmalik Al Houthi, para conmemorar el inicio de la revuelta de febrero de 2011 que obligó a renunciar al ex presidente Alí Abdullah Saleh.
En ese contexto continúan las negociaciones para una salida de la crisis, sobre las cuales penden las presiones de la ONU, Estados Unidos, y los países miembros del Consejo de Cooperación del Golfo, que coinciden en rechazar la Declaración Constitucional de los huti.