Jessica sacó la cabeza por la ventanilla, miró la fila de dos kilómetros de autos, se bajó del taxi, tomó sus dos valijas y, como pudo, empezó a caminar: faltaban dos horas para que saliera su vuelo a Estados Unidos.
Ayer por la tarde, la entrada al aeropuerto internacional de Ezeiza estaba colapsada: durante cuatro horas, trabajadores de seguridad de la empresa High Assistance Services (HAS) y del gremio Unión Personal de Aeronavegación de Entes Privados (Upadep) bloquearon la única entrada al aeropuerto, dejando pasar de a un vehículo por vez.
Los trabajadores, que comenzaron la protesta a las 16.30, pedían que la empresa cumpliera con lo que -afirmaron- fue pautado en un convenio firmado el año pasado: mejoras salariales, jornada de ocho horas y cobro de horas extras.
A las 20.30, el Ministerio de Trabajo llamó a una conciliación obligatoria a las partes, y los trabajadores levantaron la protesta.
«HAS no cumple con tareas de vigilancia como dice; los empleados hacen tareas generales. Vamos a acatar la conciliación obligatoria, si la empresa cumple con lo que firmó, pero, si no acata, nos reuniremos mañana en asamblea y veremos qué medidas tomamos», dijo Jorge Sansat, secretario General de Upadep.
La fila de vehículos, autos particulares, taxis, combis y colectivos aumentaba con el correr de las horas. A las 19, al acercarse la franja horaria con mayor cantidad de despegues, la gente comenzó a tomar sus valijas y a recorrer, a pie, la distancia que los separaba de la terminal. Muchos de los pasajeros, alertados sobre la protesta, habían llegado con más tiempo, pero otros corrían porque temían no poder abordar.
Mientras una familia llegaba a tiempo al mostrador de una aerolínea, Elley Symmes debía tomar su vuelo con destino a Nueva York en una hora, y su padre aún permanecía en la fila de autos con todas sus valijas.
Fuente: La Nación