Larga vida a los japoneses

Más allá de sus locos programas de televisión y de esporádicamente sentarme a la mesa de un restaurante, reconozco que no soy muy fan de Japón, ni de su cultura ni de su gastronomía. Ahora bien, tampoco soy detractora, y hay que reconocer que los japoneses cuentan con unas cartas de credenciales que más de un occidental envidiaría.

Y quizás, el dato a favor de ellos más significativo es que viven más y, sobre todo, llegan a la vejez con una mejor calidad de vida. Según las estadísticas oficiales, ellas viven en torno a los 87 años y ellos a los 80 años; pero, y para nosotros eso es lo importante, llegan a los 75 como si fueran unos chavales, sin los achaques tan propios de nuestro mundo.

Puestos a buscar los motivos, desde luego no los hallaremos en el style of life, porque en estrés, desde luego no podemos con ellos. El Japón urbano pasa por ser una de las sociedades con un ritmo más frenético y estresante del planeta. Así que si el secreto de su larga vida no pasa por este capítulo, habrá que buscarlo en otros parámetros. Y eso nos lleva a, por una parte, su voluntad de hacer ejercicio a diario y a todas las edades y, por otra, a la mesa.

Su alimentación y la forma en la que comen nos da el secreto, según el Business Insider. Su dieta está compuesta por comidas donde no abundan los grandes platos (comen en pequeñas porciones) y su dieta es rica en pescado y verduras y en alimentos bajos en calorías. Unos alimentos que tienen un bajo riesgo de provocar a la larga cáncer o arteriosclerosis como son el tofu, las algas o los calamares.

Esa combinación de dieta y ejercicio les posibilita llegar a la última etapa del camino en mejores condiciones físicas.

El otro gran motivo, según algunos expertos, es su organización social y su gobierno. El estado de bienestar que gozan los japoneses les permite disfrutar de sus años finales con una relativa comodidad, sin gastar de sus propias pensiones en salud y arropados por la familia, lo que les evita el paso por los hospitales que tanto deterioran la calidad de vida.

Laura Castillo Casi, enfermera y periodista