La relación entre la dieta mediterránea y los beneficios para la salud sigue sumando evidencia científica. Según un reciente estudio realizado en la Universidad de Harvard, llevar ese tipo de alimentación -en cuya base se encuentran las frutas y verduras, las legumbres, los cereales, el pescado, el aceite de oliva y el consumo moderado de vino- ayuda a mantener la juventud genética, dado que se asocia con telómeros más largos, un biomarcador de la longevidad.
Pero ¿qué son los telómeros? “Son estructuras especializadas situadas en los extremos de los cromosomas, cuya función principal es proteger la estabilidad del material genético que contienen.Si imaginás los cordones de unos zapatos, los telómeros serían el equivalente al plástico que los protege de ser degradados”, responde a Clarín Marta Crous Bou, una de las autoras de la investigación publicada esta semana en The British Medical Journal. “
“Lo que hemos visto en nuestro estudio es que las personas que tienen una dieta más próxima a la dieta mediterránea tienen los telómeros más largos, por lo que la adherencia a dicha dieta puede ser uno de los factores que contribuye al enlentecimiento de la velocidad a la que se acortan”, explica Crous Bou, bióloga catalana, doctora en Medicina Preventiva y Salud Pública, que actualmente se encuentra en Boston, Estados Unidos, como investigadora de posgrado en la Harvard Medical School.
“Nuestras conclusiones apoyan aún más las ventajas de la dieta mediterránea para promover la salud y la longevidad”, afirmó De Vivo.
La dieta mediterránea -declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco- es un estilo de vida que combina el consumo de alimentos típicos de la cuenca del Mediterráneo elaborados en base a recetas que van pasando de generación en generación con la práctica de ejercicio físico moderado, pero diario, según la Fundación Dieta Mediterránea, establecida en Barcelona, España.
Para cumplir este plan al pie de la letra, se debe usar: aceite de oliva (lo definen como “un tesoro”), alimentos de origen vegetal en abundancia: frutas, verduras y frutos secos.
Incluir pan, pasta, arroz (especialmente integral) y cereales en la alimentación diaria, alimentos poco procesados, frescos y de estación. Consumir diariamente lácteos (preferentemente yogur y quesos), carne roja, con moderación (cortes magros y en pequeñas cantidades), pescado en abundancia y de tres a cuatro huevos por semana, incorporar a la fruta fresca como postre habitual. Dulces y tortas, sólo ocasionalmente
El agua, bebida por excelencia. Vino, con moderación y durante las comidas
La actividad física diaria, tan importante como una buena alimentación.
De esos 10 puntos, el argentino promedio cumple sólo con dos: el consumo alto de lácteos y de vino con moderación, apunta la médica nutricionista Mónica Katz.
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