«Se necesita la vacunación para un envejecimiento saludable»

Así lo cree el infectólogo Daniel Stamboulian, presidente de la Fundación del Centro de Estudios Infectológicos,quien sugiere vacunarse para prevenir la neumonía y sus complicaciones.

La expectativa de vida de la población viene creciendo y para transitar la vejez de manera óptima es mejor tener en cuenta algunos cuidados de la salud. Además de una dieta equilibrada, la realización de actividad física y un buen descanso, una de las medidas son las vacunas. Sin embargo, en la población adulta en general no siempre se le otorga importancia a este recurso. Para el médico Daniel Stamboulian, presidente de la Fundación del Centro de Estudios Infectológicos (Funcei), “la vacunación es una estrategia fundamental para el envejecimiento saludable”.
En ocasión de la Semana de la Neumonía, que se conmemora desde hoy y hasta el 11 de noviembre, el especialista recuerda la importancia de inmunizarse para prevenir la neumonía en la edad adulta. Otras, que se recomiendan en esta etapa de la vida, son la doble bacteriana (tétanos-difteria), la antigripal trivalente y contra la hepatitis B.
Stamboulian expuso recientemente en Buenos Aires sobre estrategias de prevención de la neumonía, en el marco del 10º Seminario de Actualización en Periodismo Científico. También participó el doctor Carlos Luna, jefe de la división Neumonología del Hospital de Clínicas “José de San Martín”, quien se refirió a las características y complicaciones de la enfermedad en el adulto; y Diego Golombek, investigador del Conicet, que habló sobre los mitos y evidencias sobre las vacunas.
Lo cierto es que entre la población vulnerable se encuentran no sólo los niños sino también los adultos mayores, sobre todo las personas con factores de riesgo. “Entre los grupos de riesgo están los chicos menores de 2 años, pero también los adultos mayores de 65 años, y las personas que padecen enfermedad pulmonar crónica, enfermedad cardiovascular, cáncer, insuficiencia renal crónica, infección por VIH-sida, y trasplante de médula ósea, entre otros. Además, entran dentro de la población vulnerable los pacientes a los que les funciona mal el bazo o que carecen del mismo, las personas inmunocomprometidas por corticoides, personas con diabetes, con trastornos con el alcohol y los fumadores”, sostuvo Stamboulian.
Los principales signos que pueden estar indicando la presencia de una neumonía son tos (muchas veces con expectoración), fiebre leve o alta, escalofríos con temblores y dificultades para respirar. También suele presentarse con dolor de cabeza, falta de apetito, fatiga, malestar general, dolor en el pecho que empeora al respirar o toser y, sobre todo en personas de mayor edad, síntomas de confusión.
“Para los menores de 2 años, la vacunación contra el neumococo está incluida en el calendario, pero en los adultos hay una mala cobertura de vacunación, estimada en alrededor del 10%. Lo que ocurre es que, si no tienen un compromiso de salud severo, la inmunización está puesta como campaña en forma conjunta con la antigripal, se la ofrece al momento de vacunarse contra la gripe, pero no es obligatoria”, agrega.
Para el especialista la baja tasa de vacunación a esa edad se debe a que no suelen ser conscientes de los riesgos de las enfermedades prevenibles con vacuna, no hacen visitas al médico con el objetivo de prevenir y, por otro lado, los mismos médicos a veces no hacen especial hincapié en la importancia de las vacunas en pacientes adultos.
El término “enfermedad neumocócica” engloba al grupo de enfermedades causadas por la bacteria S. pneumoniae, también llamada neumococo. Este grupo de patologías tiene manifestaciones invasivas, como bacteriemia (infección generalizada en la sangre) y meningitis (infección de los tejidos que rodean el cerebro y la médula espinal), y manifestaciones de infecciones no invasivas, como la neumonía.
“El 20% de las neumonías en general requiere hospitalización y la mayoría necesitan una atención ambulatoria. La mortalidad a causa de la neumonía se encuentra en el orden del 10%, pero en aquellos pacientes que requieren hospitalización, la mortalidad puede llegar al 40%. El riesgo de contraer la enfermedad para una persona de 18 años es del orden del 0,4 por 1.000, mientras que para una persona de 90 años es superior al 4%, es decir que el riesgo es 100 veces superior”, aclara el doctor Carlos Luna, jefe de la división Neumonología del Hospital de Clínicas José de San Martín, para quien la neumonía en adultos está subestimada. “La incidencia varía con la edad y se incrementa a lo largo de la vida. A su vez el hecho de tener muchas neumonías disminuye la capacidad pulmonar y puede traer complicaciones cardiovasculares”, agrega Luna.

La edad. La población de más de 50 años de edad crece en la región. Se proyecta que abarcará casi un tercio de la población de América latina y el Caribe para 2040. Dentro de este contexto, la vacunación en los adultos cobra particular relevancia. Actualmente, existen dos vacunas recomendadas para la población adulta: la antineumocócica polisacárida de 23 serotipos, que se aplica en una dosis para todos los mayores de 65 años, y para los menores de esta edad que integren los grupos considerados en riesgo de enfermedad invasiva por neumococo. A los pacientes de mayor riesgo se les aplica una segunda dosis a los 5 años de la primera.
La otra vacuna es la conjugada de 13 serotipos. Esta vacuna fue aprobada en 2012 por la FDA (Agencia de Alimentos y Medicamentos del gobierno de Estados Unidos), la EMA (Agencia Europea de Medicamentos) y Anmat (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica) para mayores de 50 años.
¿Por qué los adultos necesitan recibir vacunas? Entre los argumentos de los médicos se encuentran: previene infecciones, evita complicaciones, internaciones, secuelas graves y fallecimientos que pueden producir algunas enfermedades infecciosas.

Recomendaciones para proteger el sistema inmune

Entre las vacunas recomendadas para la población adulta, además de la antineumocócica se encuentran:
• Vacuna doble bacteriana (tétanos-difteria): una vez completado el esquema primario, debe continuarse con un refuerzo cada diez años.
• Vacuna triple acelular del adulto (difteria-tétanos-pertussis acelular). También se incorporó la indicación de esta vacuna para embarazadas a partir de la vigésima semana de gestación, para las madres de niños de hasta 6 meses de vida que no se hubieran vacunado durante el periodo del embarazo y para el personal de salud en contacto con menores de 12 meses.
• Vacuna antigripal trivalente: se recomienda una dosis anual para los mayores de 65 años y en los menores de esa edad que integren grupos de riesgo.
• Vacuna triple viral (sarampión-rubéola-parotiditis): las personas entre 5 y 50 años deben tener certificadas 2 dosis de vacunas con el componente sarampión-rubéola.
• Vacuna contra la hepatitis B: a partir de 2012 se recomienda la vacunación universal.
• Vacuna contra la hepatitis A: se aplica a todos los adultos con factores de riesgo.
• Vacuna contra la varicela: recomendada para el personal de salud y convivientes de pacientes inmunosuprimidos.
• Vacuna antimeningocócica: indicada para pacientes con factores de riesgo, personal de laboratorio, en situación de brotes epidémicos y para viajeros.
• Vacuna contra la fiebre amarilla: se indica una dosis cada 10 años para los residentes de zona de riesgo.
• Vacuna contra la fiebre hemorrágica argentina: se indica una dosis a los residentes de áreas endémicas y a aquellos que desarrollen su actividad laboral allí.

Grupos antivacuna

Un estudio publicado en 1998 en la revista The Lancet, donde el médico británico Andrew Wakefield asociaba la vacuna triple vírica (sarampión, rubeola y paperas) con el autismo, fue uno de los motivos que generó la constitución de grupos antivacuna en Europa. “Después se investigó que los datos de este hombre eran falsos. Y en Inglaterra se le sacó la matrícula y se difundió este hecho, pero el daño ya estaba producido. Y ahora se está trabajando en tratar de revertir esta situación. Los miedos se sacan con información”, opina el médico Daniel Stamboulian.

 

Fuente: http://www.lacapital.com.ar/informacion-gral/Se-necesita-la-vacunacion-para-un-envejecimiento-saludable-20141105-0002.html