El ‘efecto Nivea’ o por qué el estímulo de la Reserva Federal no ha desaparecido

La Reserva Federal anunció ayer el fin del macroprograma de compra de bonos, tal y como se esperaba. Sin embargo, su efecto todavía permanecerá un tiempo, y es que lo que importa es el nivel de bonos que tenga la Fed, y no tanto el ritmo de compras.

¿Cómo puede ser? Businessweek hace una comparación simple para entenderlo. Imaginemos un mercado limitado en el que solo se venden 10 botellas de protector solar (por ejemplo de marca Nivea o Hawaiian Tropic) en un chiringuito.

Acaparar el mercado

La Fed quiere incrementar el precio del protector, y para ello decide comprar un bote cada hora. La gente demanda protección para no quemarse, por lo que los botes, cuya oferta es cada vez menor, suben de precio. En el momento en el que la institución ya tiene 9, decide dejar de comprar. ¿Bajará el precio del bote restante de protector solar? No, sigue habiendo demanda y la oferta está restringida.

Haciendo una traslación al mercado de bonos, los precios deberían permanecer altos (y por ello los rendimientos de los bonos bajos) mientras la Fed mantenga su gran inventario de activos y no decida venderlos. Y el efecto más inmediato para el estadounidense medio, que es que el tipo de interés de las hipotecas permanece bajo, no cambia.
Para continuar con las metáforas, se podría decir que la Fed no ha frenado, simplemente ha levantado el pie del acelerador. El balance de la Fed se irá reduciendo poco a poco de forma natural con el vencimiento de los bonos que ha comprado, y a medida que se incorpore nueva deuda al mercado, el impacto de la cartera de bonos de la institución será menor.
De momento, la institución dirigida por Janet Yellen continuará reinvirtiendo los intereses en adquirir más bonos y ha anunciado que no permitirá que su cartera empiece a reducirse al menos hasta que comience a subir los tipos de interés de referencia. Y eso no pasará al menos hasta el año que viene, según la mayoría de las previsiones.

eleconomista.es