“Le pasó a la hermana de un primo de un amigo. Se supo a través de una cadena de mails de incomprobable procedencia y se contó mil veces en charlas de café o sobremesas.
La burundanga -esa droga que, supuestamente, en segundos adormece a las víctimas para dejarlas a merced de delincuentes- está entre nosotros, aunque no se haya podido comprobar si las historias que se cuentan son reales”, dice un unforme del diario La Nación.
Por otra parte, el matutino afirma que “la ciencia desmiente que una droga pueda actuar con la rapidez que le atribuyen a la escopolamina, tal su nombre científico”.
Carlos Damín, director de Toxicología del Hospital Fernández, explica que tiene uso oftalmológico y que viene en polvo, gotas o ampollas, pero agrega: ‘No existe sustancia que espolvoreada genere un efecto inmediato’. Pese a ello, el temor y la psicosis, hasta el momento, van ganando la partida.
Esta droga, tildada de muy temida, proviene de un grupo de plantas, varias de ellas de origen americano, con propiedades psicoactivas que han sido utilizadas a lo largo de cientos de años como hierbas medicinales, tales como el cacao, el sabanero y la mandrágora.
‘Produce un cuadro sintomático que puede ser aprovechado por los delincuentes, pues causa mareos, presión en el cuello, más presión cardíaca, boca pastosa, sensación de ahogo, desorientación y, dependiendo de la dosis ingerida, puede generar alucinaciones’, comentó Damín.
Sonia, una estudiante de Pergamino, de 21 años, que vive en la Capital. A ella, el jueves 16 de este mes, cuando iba caminando por la calle dos personas la comenzaron a seguir.
‘Eran una mujer y un varón que venían detrás de mí y la mujer me pasó un papel, que sostenía sólo de una punta”, comentó.
Le pareció tan extraña la situación que la chica empezó a correr, pero a los pocos minutos contó que empezó a sentir un cosquilleo en la mano.
‘La tenía colorada y poco a poco fui perdiendo sensibilidad, tenía el celular en esa mano y se me cayó porque no tenía movilidad, me di cuenta de que no era normal lo que me pasaba’, comentó.
Luego comenzó a sentir mareos y que las piernas también se le dormían, entonces como no podía correr se metió en una zapatería y se desmayó.
‘En la zapatería, me dijeron que ya habían visto casos así en la zona y en la Comisaría 17ª-donde está radicada la denuncia- me dijeron que sólo tenían tres denuncias, pero sabían que esto en la zona ocurría frecuentemente’, relató.
¿Víctimas todas de la burundanga? Ellos, creen que sí. Científicamente, es más complicado demostrarlo.
Para el doctor Carlos Damin, la medicina no ha podido estudiar este tipo de casos, porque pocas veces las víctimas van al médico luego de los ataques: ‘En el Hospital Fernández, nunca atendimos un caso de éstos’, puntualizó el científico.l
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