Rousseff y a Lula en un caso de corrupción en Petrobras.
La publicación asegura que la presidenta y el ex mandatario «sabían todo» sobre un supuesto desvíos de fondos de la empresa estatal; el domingo es la segunda vuelta.
A dos días del ballottage entre Dilma Rousseff y Aécio Neves en Brasil, una publicación periodística revela hoy que la presidenta y el ex mandatario Lula da Silva «sabían todo» sobre un desvío de fondos de la empresa estatal Petrobras.
Según la revista Veja, la de mayor tirada en el país vecino, los máximos dirigentes del oficialista Partido de los Trabajadores (PT) estaban al tanto de un esquema de sobornos a políticos y sobreprecios en contratos en la petrolera.
La publicación cita como fuente a Alberto Youssef, dueño de una casa de cambio que servía de nexo entre Petrobras y empresarios que pagaban coimas a la compañía para asegurarse contratos con la petrolera. Youssef declaró ante la Justicia brasileña el martes pasado. «Ellos sabían todo, Lula y Dilma», afirmó el hombre, según consigna la revista.
Tradicionalmente muy crítica de los gobiernos del PT, Veja, que sale los sábados por la tarde, adelantó esta vez su edición para que llegara a los kioscos antes del último debate televisivo, en la cadena Globo, entre la actual mandataria y su rival Aécio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). Ayer, encuestas de Ibope y Datafolha indicaron por primera vez que la presidenta amplió su ventaja sobre su contrincante y se hallaría con entre ocho y seis puntos por delante.
La campaña de Rousseff se movió de inmediato ante el Tribunal Superior Electoral (TSE) para que ordenara el retiro de circulación de la revista, pero el pedido fue negado.
La información de Veja tomó por sorpresa al propio abogado de Yousseff, Antonio Figueiredo Basto, quien señaló que no tenía conocimiento de que su cliente haya dado esos detalles durante el testimonio que prestó el martes en Curitiba.
«Yo nunca oí nada que confirmase eso (que Rousseff y Lula sabían de los millonarios desvíos de dinero). No conozco esas declaraciones, no conozco su tenor. Estoy sorprendido», señaló Figueiredo Basto.
Desde las filas del PSDB ya pidieron que el Congreso instale una comisión para investigar las acusaciones que, en caso de ser ciertas, podrían llegar a impulsar hasta un juicio político a la presidenta si Rousseff es reelegida este domingo.
LAS SOSPECHAS DE CORRUPCIÓN EN PETROBRAS
El caso ya se investiga en los tribunales brasileños aunque aún ninguna de las denuncias fueron probadas. En la reciente campaña electoral, la oposición al gobierno de Dilma usó las revelaciones sobre las sospechas de corrupción como uno de sus principales caballitos de batalla. La mecha la encendió confesión de un ex director de la empresa a cambio de una reducción de su pena por lavado de dinero.
El sábado pasado, la propia Dilma aceptó que existieron desvíos de dinero de Petrobras y adelantó que «hará todo lo posible para resarcir» lo robado al país. «Nadie sabe hoy aún lo que debe ser resarcido. La llamada «delación premiada» [el acuerdo para reducir la pena], donde están los datos más importantes, aún no se nos entregó. Haré todo lo posible para resarcir al país. Si hubo desvío de dinero público, lo queremos de vuelta. «Si hubo», no. Hubo», se corrigió a sí misma la presidenta, admitiendo de ese modo las acusaciones de corrupción.
El ex director de Petrobras entre 2004 y 2012, Paulo Roberto Costa, denunció la existencia de un esquema de corrupción en la compañía estatal y dijo que hasta un 3% del valor de varios contratos fue destinado al gobernante Partido de los Trabajadores (PT) y a sus aliados, dinero que habría sido usado en la campaña electoral de 2010.
Pero Costa también señaló al fallecido Sergio Guerra, ex presidente del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), del candidato Aécio Neves, de haber recibido un soborno para poner punto final a una comisión parlamentaria que en 2009 investigaba la petrolera, según informó el diario Folha de S. Paulo.
«Quien comete un crimen, delito o fechoría debe pagar por eso. Nadie está fuera de sospecha en Brasil. Quien no tenga principios éticos con el dinero público, debe pagar por eso. Es interesante notar que la información filtrada afecte a todos los lados. No es que sea bueno [que haya corrupción], no estoy celebrando eso», había dicho Dilma.
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