Un líder sindical, en la mira por un feroz ataque a tiros

En 2008, un hombre le disparó a quemarropa a un gremialista en Córdoba. La víctima, que se salvó por milagro, había denunciado a un secretario general de su gremio. Recién ahora van a investigarlo.

Un sicario fue condenado a siete años y dos meses de prisión por un tribunal cordobés integrado con jurados populares, por intentar asesinar a un dirigente sindical en 2008. Además, el tribunal ordenó investigar al actual secretario general del Sindicato de Luz y Fuerza, Regional Villa María, para determinar si él fue el autor intelectual del ataque.

La noche del lunes 14 de abril de 2008, Maximiliano Eve (37) condujo el utilitario Fiat Fiorino blanco de su novia desde Córdoba a Villa María. Allí buscó la calle 9 de Julio al 1200 y estacionó, pero dejó el vehículo en marcha.

Su hermano Sebastián Eve (41) bajó, caminó una cuadra y media hasta Las Heras al 1200 y tocó el timbre en una casa. Eran cerca de las ocho de la noche. El dueño salió a atender y el visitante le preguntó si era Alejandro Roganti.

Segundos después, Roganti, un sindicalista del gremio de Luz y Fuerza, cayó con cinco tiros disparados con una pistola 9 milímetros. Sebastián Eve escapó corriendo y subió al vehículo donde lo esperaba Maximiliano, su hermano y cómplice, quien salió a toda velocidad de regreso hacia Córdoba.

En el fallo por la condena del menor de los Eve, la Cámara 8ª del Crimen de Córdoba le pidió al fiscal de Villa María, Daniel del Vo, que profundice la investigación sobre la presunta participación del líder de Luz y Fuerza Villa María, Eduardo Brandolín, como autor intelectual del atentado. Además solicitó investigar a Miguel Ángel Valente, directivo del gremio y director de la Casa del Estudiante de ese gremio en Córdoba.

La víctima había denunciado que Brandolín, al frente del gremio y de la empresa de energía eléctrica Generadora Córdoba (GeCor) había realizado “un sospechoso contrato de transferencia de la empresa”. En la investigación se acreditó que los Eve y Valente cruzaron reiterados llamados telefónicos días antes y después del atentado a Roganti.

En octubre de 2011, un programa de TV difundió una cámara oculta donde la ex pareja de Sebastián Eve se entrevistó con Brandolin en la Casa del Estudiante y el gremialista le decía: “Andate de acá, que no nos vean juntos”; y le sugiere “andá a ver a los abogados, ellos tienen la plata”.

La noche del atentado, los atacantes fueron sorprendidos en su fuga por Federico Bordino, un policía que esa noche estaba franco de servicio, de civil y sin su arma reglamentaria; pero justo cuando llegaba a la casa de su madre escuchó disparos. Cuando trató de ver qué pasaba, vio correr a un hombre, que subió a la Fiorino.

Con su moto, Bordino persiguió el vehículo, mientras llamaba desde su celular al número de emergencias 101: “Lla­mé mu­chí­si­mas ve­ces y na­die aten­día”, declaró en el juicio.

También contó que cerca de la Ter­mi­nal de Om­ni­bus uno de los Eve bajó de la ca­mio­ne­ta: “Pienso que ba­jó a mi­rar­me o a ver si yo me pa­ra­ba o no”. Cuando perdió de vista a los que él creía que eran simples ladrones, pu­do comunicarse con el Co­man­do de Ac­ción Pre­ven­ti­va (CAP). Describió el vehículo en fuga y aportó la patente. Así fue identificada la novia de uno de los hermanos y posteriormente los dos sospechosos. Sin embargo, los Eve pudieron salir del país tres días después del atentado.

Sebastián, que baleó a Roganti, escapó a Paraguay y fue detenido casi 50 días después, el 28 de mayo. El 11 de ju­nio de 2010, la Jus­ti­cia cordobesa lo condenó a 15 años de prisión, tras de­cla­rar­lo au­tor ma­te­rial de “ho­mi­ci­dio ca­li­fi­ca­do por ale­vo­sía y uso de ar­ma de fue­go, en gra­do de ten­ta­ti­va”, y au­tor de “ame­na­zas ca­li­fi­ca­das”.

Mientras que Maximiliano, que ofició de chofer, fue de­te­ni­do en la lo­ca­li­dad es­pa­ño­la de Sa­ba­dell, a unos 20 ki­ló­me­tros de Bar­ce­lo­na, el 23 de ju­nio de 2008. Usaba el nombre falso de Arul Martín González y estaba en un bar con seis cómplices de la llamada “ban­da de los cor­do­be­ses”, que se dedicaba a asaltar jo­ye­rías españolas. Allí fue detenido tras un robo y purgó una condena de 3 años y ocho meses de prisión; por eso fue juzgado recién ahora por el ataque al gremialista de Villa María.

Fuente. Clarín