Aliento de vida

La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) ahoga la vida de Manuel Delgado. A sus 65 años depende de la ‘bombona’ dentro y fuera de casa para poder respirar. Sus pulmones funcionan tan mal que la sangre no se oxigena. Y toda la culpa la tiene el tabaco. O casi toda. Porque está convencido de que la extirpación de anginas a la que fue sometido ayudó a lo que los catarros se le agarrasen al pecho.
Natural de Córdoba, llegó a Ciudad Real en el año 1954. Una época en la que las casas eran todavía bajas, las calles estaban empedradas y los coches más bien brillaban por su ausencia. Era un niño pero, pese a serlo, no tardó en encenderse su primer pitillo. «Tendría 14 años y creo que era un Bisonte», asegura. Pero luego vendría un Un-X-Dos, un Lola, cuyo paquete resaltaba entre los demás por sus flores naranjas al más puro estilo pop, un Tres Carabelas… todos ellos de marcas baratas de tabaco rubio (algunos sin filtro) que acabaron relegadas al olvido.
Poco a poco la nicotina se convirtió en su fiel compañera y «la tontería de fumar», como así se refiere a su adicción a los cigarrillos, hizo que Manuel fuese enfermando y siendo cada vez más dependiente. «Me indigno por tener que necesitar a los demás», confiesa un hombre que ha sido voluntario de Cruz Roja desde 1988. No en vano, en el año 2012 la ONG le concedió la medalla de plata por su labor en teleasistencia domiciliaria y participación institucional. Ahora, gran parte de su tiempo se lo dedica a Nosotros, una revista que surgió hace 15 años de la iniciativa de un grupo de mayores de la capital.
Hace algo más de una década le dijeron que tenía que vivir con «oxígeno de por vida», explica mientras empuja el andador -concentrador portátil incluido- con el que se desplaza de un sitio a otro a un ritmo más tranquilo del habitual. «Gracias a esto me defiendo por Ciudad Real y voy tirando con la vida», según pone de relieve.
En la provincia de Ciudad Real un total de 3.362 pacientes con insuficiencia respiratoria crónica (más de 10.000 en el conjunto de la región) precisan de la oxigenoterapia para poder vivir. Pero todo apunta a que cada vez serán más porque la cifra, según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), crece entre un ocho y un diez por ciento cada año. «Depender de una máquina las 24 horas del día, se te llega a hacer insoportable», apunta Manuel con la respiración entrecortada. No obstante, incide en que «esto es lo que proporciona alivio».
En 2012 Manuel pasó por «un montón» de ingresos hospitalarios que, al margen de la EPOC, una patología que avanza muy despacio pero no se detiene, también achaca a una situación de nervios. Sea como fuere, el 16 por ciento de los pacientes atendidos en Urgencias son bronquíticos crónicos, según confesaba a La Tribuna en una entrevista el neumólogo del Hospital General Universitario de Ciudad Real (HGUCR), Jesús Sanz.
Cada tres meses le revisan la máquina que le proporciona aliento, un concentrador de oxígeno que conecta a la red eléctrica y al que, por las noches, acopla un dispositivo de presión positiva continua de las vías respiratorias (CPAP, por sus siglas en inglés) para aumentar el nivel de este gas esencial en sangre. Y es que Manuel también padece una apnea del sueño que le hace candidato a sufrir paradas respiratorias mientras descansa.
Los datos facilitados por el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam) a este periódico exponen que un total de 9.032 ciudadrealeños (más de 24.800 castellano-manchegos) duerme con esta máquina, que incluye un ventilador y una mascarilla facial. José Luis Oropesa, que puso en marcha junto a Manuel la Asociación de Enfermos de EPOC y Apnea del Sueño (AEEAS) de Ciudad Real, es uno de ellos. «Roncaba y mucho», según confiesa.

 

Fuente: http://www.latribunadeciudadreal.es/noticia/Z90626394-D67E-CB9E-1C843B8A7B69200F/20140811/aliento/vida