¿Para qué sirve el acuerdo firmado con China?

UN BALANCE DESFAVORABLE PARA ARGENTINA.

Hace casi diez años, el 16 de noviembre de 2004, los entonces presidentes Néstor Kirchner y Hu Jintao establecieron en la Casa Rosada una asociación estratégica bilateral y cartas de intención de inversiones chinas en la Argentina por U$S 19.710 millones.

Habían pasado tres años de la aplicación de la política de “Go Out” (salir) para liberar más su economía y China buscaba ser reconocido como economía de mercado.

Además, iniciaba una ofensiva comercial sobre Latinoamérica destinada a saciar una demanda creciente de productos primarios y ampliar mercados para sus manufacturas.

Una década después, aquellos posibles acuerdos en materia de ferrocarriles, hidrocarburos, viviendas y comunicaciones firmados en Buenos Aires no se concretaron.

Paralelamente, la relación política se consolidó y el vínculo comercial se cuadruplicó, con dos manchas: el balance cada vez más favorable a China y una ecuación muy difícil de modificar de venta de materias primas a cambio de manufacturas.

Nuevos intentos

Ahora, Xi Jinping llegó al país con la propuesta de un nuevo salto en el vínculo: el establecimiento de una asociación estratégica “integral” y un paquete de acuerdos para la puesta en marcha de obras de infraestructura clave; el equilibrio de la balanza comercial y una asistencia financiera vital.

Al igual que Hu, su carta de presentación es la fórmula “ambas partes ganan” (win-win), una de las estrategias más promocionadas de la política exterior china, fundamentada en principios del filósofo Confucio y del fundador de la República Popular, Mao Zedong.

Para la Argentina, recibir a uno de los hombres más poderosos del mundo siempre es una muy buena noticia, sobre todo teniendo en cuenta los frentes abiertos en el exterior; pero todos estos años de relación bilateral demostraron que los chinos no regalan nada.

El Gobierno sintió el rigor chino en 2010, cuando la República Popular decidió dejar de comprar aceite de soja argentino en represalia por la aplicación de barreras comerciales a sus productos a través de las licencias no automáticas.

De todos modos, el nuevo esquema de cooperación parece tener bases más sólidas porque avanza a partir de un plan de acción conjunta propuesto por el ex primer ministro chino Wen Jiabao.

Ese programa establece metas concretas para el período 2014 a 2019 en todos los ámbitos, y finalmente empiezan a verse las manos chinas en obras significativas de infraestructura.

La renovación ferroviaria acelerada luego del trágico accidente de la estación de Once ya está en marcha sobre la base de acuerdos con el gigante asiático.

Mañana comenzarán a funcionar siete nuevas formaciones para la línea metropolitana Sarmiento, con una incorporación desconocida hasta ahora: seguridad privada en los vagones. Además, a partir de los convenios firmados entre Cristina Kirchner y Xi, China financiará la renovación del tren Belgrano Cargas, tanto en vías como en material rodante.

También con préstamos de entidades chinas comenzará la construcción de las represas Kirchner-Cepernic en Santa Cruz y habrá que ver cuál es el grado de involucramiento que tendrán las petroleras de ese país en el yacimiento de Vaca Muerta.

Por otra parte, con carne argentina, peras y manzanas, tal como lo anunció la Presidenta, se buscará equilibrar el desbalance de la relación comercial, cuyas cifras divergen considerablemente según las fuentes consultadas.

Swap

Entre los anuncios formulados en la Casa de Gobierno sobresalió la renovación del acuerdo de “swap” de monedas por U$S 11 mil millones entre el Banco Central de la República Argentina (BCRA) y su par de la República Popular de China.

Ese entendimiento permitirá no utilizar dólares para las importaciones de China y busca fortalecer las reservas internacionales de la Argentina en momentos de turbulencia.

No fue sencillo renovar este «pase» que ya había funcionado por tres años a partir de 2009, firmado por el entonces presidente del Banco Central, Martín Redrado, pero no utilizado en la práctica.

La resistencia china se quebró a partir de los intentos realizados por el Gobierno por regularizar su frente externo y estabilizar su moneda.

Martes decisivo

El régimen del Partido Comunista tampoco fue muy generoso con el apoyo en la pulseada con los fondos buitre, ya que siempre se pronunció por “una solución negociada” entre las partes.

Sin apartarse de ese esquema, Xi reiteró ante Cristina que “China apoya a Argentina en la reestructuración de la deuda” y manifestó su deseo para que el país pueda arribar a “una solución adecuada”.

Tampoco el grupo Brics había realizado un pronunciamiento orgánico de respaldo en su reunión celebrada en Brasil.

De todos modos, las palabras de Xi significaron un aporte más antes de la audiencia clave del martes en Nueva York, en la que el juez Thomas Griesa decidirá si acepta un pedido de la Argentina para reponer una medida cautelar que le permita negociar con los “holdouts” sin entrar en default.
periodicotribuna.com.ar