Los acuerdos con Putin alejan al país de los Estados Unidos

Continúa la línea seguida con Irán.

La visita de ayer de Vladimir Putin y la firma de varios convenios entre los cuales sobresale la construcción de una central nuclear de tecnología obsoleta que igual serviría para sobrefacturar esa obra pública en varios centenares de millones de dólares. No es un tema menor para un gobierno que utiliza esa práctica para hacer caja política desde que asumió el poder en mayo del 2003. Pero lo más importante es el alejamiento, tal vez definitivo, de nuestra política exterior de los Estados Unidos y todo Occidente. Esto había comenzado el año pasado en el viaje de la presidente a San Petersburgo, donde se realizó la última reunión del G 20. En la misma Putin consideró a la Argentina un socio estratégico y después de ese cónclave el país cambió el voto favoreciendo el referéndum para la independencia de Crimea, que un mes atrás había votado en contra, en absoluta contradicción con nuestra política respecto de las islas Malvinas. En este caso nos opusimos con razón a la consulta popular de los kelpers para independizarse definitivamente de nuestro país.

Ni hablar del Mundial

Además, estas reuniones confirman el empecinamiento por continuar el Memorándum de Entendimiento con Irán, que fue declarado inconstitucional por la Sala I de la Cámara Federal de Apelaciones, pero el cristinismo insiste en continuar con un convenio que después de dos años no tuvo ningún avance. Cabe señalar además que Putin, por la cuestión ucraniana, no es muy bien recibido en el mundo y en este viaje sólo visitó Cuba, donde condonó la deuda de ese país con la vieja Unión Soviética y con la Nicaragua de Daniel Ortega, reelegido por tercera vez forzando la constitución de su país.

La presidente, a través de Twitter, manifestó su obsesión en recibir apoyos para condenar el sistema financiero internacional, al considerarlo como un casino, logrando apoyos en diversos foros que no agregan nada para solucionar el acuerdo con los holdouts en Nueva York. Después de una semana de silencio, volvió a asomar la cabeza y lanzar numerosos tweets destacando la importancia de los acuerdos con Putin y sin decir nada sobre la final del Mundial que hoy se jugará hoy en Río. Esta consigna la adoptó todo el gobierno: no hablar de un eventual triunfo argentino porque, si no se da, sería considerado mufa por la sociedad. Una posición incomprensible para un gobierno que se empoderó de la selección nacional y que mortificó con publicidad oficial durante todo el mundial. Y ahora, con la situación que de por sí ya es un éxito, no dice nada del tema, como ocurre con la inflación, la inseguridad y la recesión.
Guillermo Cherashny/informadorpublico.com