El día después: locales destrozados, vidrieras rotas y vandalismo en el Centro

El panorama es desolador, con vidrios por el piso, comercios atacados, semáforos dañados y basura. Hubo graves daños en un teatro, un hotel y un local de correos.

El panorama era desolador esta mañana en los alrededores del Obelisco. Vidrieras rotas, locales atacados, semáforos dañados, basura y vandalismo en las paradas del Metrobús eran las consecuencias de los incidentes que se registraron tras los festejos por el segundo puesto de la Selección el Mundial de Brasil.

En una recorrido que realizó Clarín esta mañana, se podía ver que uno de los lugares más afectados fue un restorán de Cerrito entre Lavalle y Tucumán, cuyo dueño contó esta mañana por televisión cómo vio desde el living de su casa los destrozos en su local. Desde su local, donde se llevaron desde cubiertos, hasta vasos o una sombrilla, dijo que los agresores «rompían por romper, porque se habían llevado lo que querían, que era el alcohol».

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También hubo daños en el Teatro Broadway sobre la avenida Corrientes, y en un hotel que se encuentra al lado donde los huéspedes y empleados se refugiaron en un cuarto interior pero sufrieron aprietes de los violentos y también algunos robos de dinero y objetos personales.

Por todos lados se veían vidrieras rotas, como en un local del correo privado OCA que tenía los vidrios del frente muy dañados. También había daños en semáforos, donde incluso anoche se vio a algunos manifestantes trepados. Las paradas del Metrobús tampoco se salvaron, con pintadas y daños en las pantallas electrónicas y la señalización.

Esta mañana, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, lamentó los incidentes y admitió que esto «ha empañado» una «fiesta popular de carácter espontáneo», aunque no se refirió a las demoras de la Policía para intervenir.

El funcionario aseguró que «se han podido verificar cerca de cien detenciones» por los «hechos vandálicos», entre ellos «daños a motos, a camiones y a locales» comerciales.

«Lamentamos este tipo de episodios», manifestó Capitanich en su habitual conferencia de prensa en la Casa de Gobierno y pidió que sean «juzgados» quienes cometieron los destrozos.

Los incidentes comenzaron ante la pasividad policial y cuando ya se había consumido mucho alcohol. Algunos atacaron móviles de la televisión, otros se treparon a semáforos, y finalmente cuando las fuerzas policiales comenzaron a actuar la situación empeoró.

Para las 21.40 ya se vivía una batalla generalizada frente al Obelisco. La Guardia de Infantería de la Federal intentaba avanzar desde Corrientes cruzando Carlos Pellegrini, pero recibía una lluvia de piedras. Los atacantes, que ya eran varias decenas, destruían paradas del Metrobús, tachos de basura y veredas para tener proyectiles. También rompían carteles de tránsito y vidrieras de negocios, mientras las familias –en los festejos originales hubo más de 50 mil personas– intentaban huir a pie.

En medio del caos, policías en moto salieron a dispersar a los violentos y se escucharon muchos disparos de balas de goma. La Infantería arrojó gases lacrimógenos, que se dispersaron por varias cuadras. Pero los violentos buscaban lugares para reagruparse y volver a atacar. La batalla duró por lo menos tres horas.

Fuente: Clarín