LONDRES — Tiempo de semifinales en el All England Club. Hay mucho en juego, sin dudas. Este viernes se conocen los dos finalistas de Wimbledon, el torneo más prestigioso del mundo. En primer turno, el serbio Novak Djokovic juega con el búlgaro Grigor Dimitrov y, a continuación, el suizo Roger Federer enfrenta al canadiense Milos Raonic. Ambos duelos se transmiten en vivo por las señales de ESPN.
Djokovic, dueño de seis títulos de Grand Slam, incluido el de Wimbledon en 2011, llegó al tradicional césped londinense sin haber jugado un certamen previo tras su derrotar en la final de Roland Garros. Y puede desplazar del Nº 1 del mundo al español Rafael Nadal, su verdugo en París, pero sólo si sale campeón.
Por eso, el serbio, primer cabeza de serie, se juega un plus en este certamen. Claro que le restan dos victorias para recuperar la cima del ranking, pero justamente aún tiene dos desafíos por delante. En busca de su 14ª final de Grand Slam, sabe que debe rendir muy bien, estar veloz y sólido frente a un rival de mucho peligro y que llega en alza.
Mientras Djokovic sufrió para vencer al croata Marin Cilic (26º) en cinco sets, Dimitrov (13º ATP y 11º preclasificado) dio el golpe y enmudeció a los británicos al eliminar en cuartos de final, en sets corridos, al escocés Andy Murray, tercer favorito y defensor del título, que ahora bajará del 5º al 10º puesto del listado.
Con mucha fe a cuestas está Dimitrov, quien logró su único título en pasto antes de este certamen, en Queen’s, también en la capital inglesa. El novio de la rusa Maria Sharapova, quien ya se aseguró ser por primera vez Top 10, quiere mantener la racha en esta superficie y tiene otra prueba de fuego en el court central, en su primera semifinal en un Grand Slam.
Djokovic domina 3-1 en los enfrentamientos ante Dimitrov, tres de ellos jugados el año pasado. Este es el primero en césped. La única victoria del jugador que es muy similar por estilo a Federer, se dio en el clay de Madrid 2013 en tres sets y el serbio se impuso en 2013 en Roland Garros e Indian Wells y en 2012 en Shanghai, siempre en sets corridos.
Muy firme con el saque, Federer, dueño del récord de 17 coronas de Grand Slam, está en gran forma esta temporada y arribó a Wimbledon con la copa de Halle bajo el brazo. Precisamente, el suizo es el semifinalista que menos perdió su servicio en Wimbledon, apenas una vez, en el set inicial de su triunfo de cuartos contra su amigo Stanislas Wawrinka (5º cabeza de serie), y el único que sólo cedió un set, el citado ante su compatriota.
A un mes de cumplir 33 años, Federer sabe muy bien que está ante una oportunidad especial en su genial carrera, en la que sigue batiendo récords. De hecho, pretende quedar solo en la cima de máximos ganadores de este torneo y superar al estadounidense Pete Sampras, ya que ambos se impusieron siete veces en Londres. Su última conquista de Grand Slam fue justo en este certamen, en 2012.
Enfrente, Raonic, al igual que Dimitrov, disputa su primera semi en un supertorneo. El 9º del mundo y 8º sembrado posee un saque que impone respeto y tiene menos variantes que los otros protagonistas de las semifinales. Su apuesta es hacerse fuerte con ese golpe y tratar de no entrar en los cambios de ritmo y efectos que buscará Federer.
Es un duelo diferente al primero, seguramente con menos intercambios, muchos puntos cortos y más servicios punzantes. El helvético supera 4-0 al canadiense. Lo particular del historial, que cuenta con un antecedente en césped (Halle 2012), es que en tres de los cuatro choques hubo set decisivo. El restante, en el Abierto de Australia 2013, el último, lo ganó Federer en parciales corridos.
Por eso, se trata de otro partido muy atractivo. Federer busca llegar a su 25ª final de Grand Slam, otra marca histórica. Si gana, volver a ser Nº 3 del ranking, desplazando de ese lugar a Wawrinka. Como se ve, hay otros ingredientes en juego para todos, más allá de lo que significa poder avanzar a la final de Wimbledon. Se escribe otro capítulo que vale la pena no perderse. Sin dudas.
Fuente: ESPN